Una alimentación adecuada influirá positivamente en la salud global de la mujer durante esta etapa
La menopausia es el periodo en el cual la mujer deja de menstruar. Esto suele suceder entre los 45 y los 55 años de edad, aunque cada mujer tiene su propio reloj biológico.
Algunos de los problemas de esta etapa son los siguientes:
Cansancio, irritación, cambios de humor, dificultades de concentración, sofocos, falta de flujo vaginal, osteoporosis, aumento del colesterol y problemas cardiovasculares.
Las causas de estos síntomas son los cambios hormonales que experimenta la mujer cuando los ovarios detienen la producción de óvulos, disminuyendo asimismo la producción de estrógenos y progesterona.
Una alimentación adecuada influirá positivamente en la salud global de la mujer durante esta etapa, ayudando a prevenir y corregir los síntomas mencionados.
Veamos, pues, cómo podemos prevenir y corregir algunos de los síntomas asociados a la menopausia.
Sofocos
Una deficiencia de vitamina E puede conllevar la aparición de los sofocos, así que, tomando alimentos ricos en esta vitamina se ayudará a prevenirlos y aliviarlos.
Alimentos ricos en vitamina E: aceite y semillas de girasol, aceite y semillas de linaza, germen de trigo, almendras, cacahuetes, nueces, aguacate, brócoli, albaricoques, fresas, frambuesas.
Los alimentos ricos en fitoestrógenos se comportan de modo similar a los estrógenos femeninos, por lo tanto, se debería aumentar el consumo de esos alimentos, ya que con la menopausia la producción de estrógenos disminuye considerablemente. Los fitoestrógenos se encuentran en las legumbres; garbanzos, lentejas, guisantes, especialmente en la soja y sus derivados. También en las manzanas, granadas, uvas, brócolis, espinacas. En el té verde, regaliz, tomillo.
También es conveniente aumentar el número de comidas diarias a 5, ya que esto ayuda a mantener el nivel de azúcar más estable, evitando subidas demasiado rápidas o bajadas que pueden producir mareos o cambios de humor repentinos.
Debemos tomar abundantes líquidos, especialmente infusiones y aguas minerales, puesto que con ello drenamos el organismo y eliminamos toxinas, ayudando a bajar la temperatura corporal cuando se producen los sofocos.
Problemas cardiovasculares
Los hidratos de carbono refinados, como la pastelería industrial, los alimentos ultra procesados y un exceso de grasas saturadas, pueden provocarnos problemas cardiovasculares. Por ello deberíamos disminuir estos alimentos y aumentar aquellos que aporten grasas insaturadas, como el aceite de oliva, las nueces, las almendras, el pescado; todos ellos muy ricos en ácidos grasos insaturados y omega 3, que previenen la formación de trombos en la sangre y la aparición de problemas cardiovasculares.
Osteoporosis
Al disminuir los estrógenos, los cuales favorecen la absorción del calcio, se acelera la pérdida de masa ósea. De ahí la gran importancia que tiene en esta etapa el aumento de alimentos ricos en calcio: yogur, ajos, cebollas, coles, nueces, higos secos, manzanas, semillas de sésamo. También debemos prestar atención a los alimentos ricos en boro, ya que ayudan a aumentar el nivel de estrógeno: fresas, tomates, manzanas, peras, melocotones, espárragos.
Recordemos que para una correcta asimilación del calcio necesitamos la vitamina D, magnesio y fósforo, pues estos micronutrientes actúan interrelacionándose.
Estados de ánimo
Para mantener un buen estado de ánimo, las vitaminas del grupo B ayudan en nuestro equilibrio emocional; su carencia puede acarrear patologías como insomnio, nerviosismo, irritabilidad y depresión. El magnesio, el triptófano y la tirosina (presentes en huevos, carne, pescado, avena, arroz integral, cacao, frutos secos, cereales integrales, brotes de alfalfa, brócolis), nos ayudarán a disminuir la ansiedad y la depresión.
Por último, recordemos que una alimentación rica en frutas y verduras que contengan vitaminas, fibra y minerales, evitará la tendencia a la hinchazón, la obesidad y el colesterol.