LA REVISTA CRISTIANA PARA LA MUJER DE HOY
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Para las jóvenes: ¿Cuál es tu silbo apacible y delicado?

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¿Cómo te está hablando a ti Dios hoy?

«Y tras el fuego un silbo apacible y delicado» (1 Reyes 19:12)

 ¿Estás esperando un gran viento, un terremoto o un gran fuego para sentir a Dios hablándote? ¿Te has parado en medio de tu camino, paralizada, intentando suponer de qué grandiosa y espeluznante forma Dios te hablará?

Posiblemente, si tu expectativa es ver luces brillantes y sentir la tierra moverse, nunca tendrás la certeza de oír la voz de Dios. ¿Por qué? Porque nuestro Dios es un Dios real y diario; a Él le agrada presentarse en medio de nuestra cotidianidad, entre aquellas cosas que forman tu día a día. No digo que Dios nunca se presente de manera extraordinaria, sin duda lo ha hecho muchas veces y es poderoso para hacer hablar animales, abrir mares, hacer temblar la tierra, o cualquier otra cosa que imagines.

Ya se ha presentado frente a un pastor de ovejas en un día rutinario con una zarza ardiendo sin consumirse, también se le ha aparecido a un grupo de pescadores profesionales con una pesca sobreabundante, se presentó a Gedeón mientras sacudía el trigo para esconderlo de los madianitas que oprimían a su pueblo. A cada uno de ellos se le presentó en medio de sus tareas diarias para hablarles y mostrarles algo especial y único para ellos: SU VOZ.

Dios se agrada de desestabilizar tu rutina a través de algo que forma parte de tu día a día, ¡para hablarte…! ¡¿Cómo?! ¡Sí! ¿Recuerdas cómo Jesús se dirigía a quienes lo escuchaban con parábolas, para que entendiesen sus enseñanzas? En aquel entonces, el mismo Dios hecho carne utilizaba ejemplos de agricultura, comerciantes, pescadores, etc., para que ellos (y nosotras) entendiesen sus palabras; y hoy, ¡ese Dios sigue siendo el mismo!

¿Perdiste el colectivo (autobús) cuando salías del trabajo por la noche y escasean las posibilidades de cómo volver a casa? Tal vez Dios quiere hablarte sobre Su protección para ti. ¿Una gripe aparece de golpe justo a fin de mes cuando las monedas son contadas y no sabes cómo comprar ese remedio? Dios querrá estar allí para mostrarte que su providencia no se limita a los primeros veinte días del mes, dejando al azar los restantes diez.

En mi caso particular, Dios se presentó a través de un «problema doméstico» en el que nuestro levantar tranquilo se veía agitado diariamente por un incidente no deseado (y podía parecer hasta cómico para algunos, pero os aseguro que, para nosotros, no lo era). La cuestión es que este problema cambió el enfoque de mis mañanas; las prioridades y hasta el humor de mi día y de mis relaciones con otros.

El problema sigue estando allí, pero me di cuenta de que Dios (aun por insignificante y pequeño que sea este «problema» en comparación con otros), quiere desordenar MI «orden»; quiere que los patitos no estén tan en fila, para así acomodar mis prioridades de nuevo, aquellas que por distintos cambios en la vida se han desajustado un poco.

Es raro pensar que Dios puede hablarte a través de circunstancias comunes, simples y hasta desagradables, pero… es ciertísimo que Él se presenta en nuestra vida de formas impensadas. A unos les habla a través de un compañero de trabajo molesto, a otros por un vecino ruidoso, hay a quienes con un accidente de auto o hasta a través de un presupuesto ajustado para llegar a fin de mes. La cuestión es que nuestro Padre aparece en nuestra rutina y se manifiesta en las cosas comunes de nuestro día.

Él desea que dejemos de mirar hacia abajo como el resto de los mortales y que veamos, en medio de nuestra cotidianidad, lo divino de su presencia en nuestra vida. Él nos invita a mirar hacia arriba en medio de la rutina, nos insta a verlo a Él en los detalles, en ese mimo que Él ha permitido para ti hoy.

Y a ti… ¿cómo es que Dios te está hablando hoy? ¿Cuál es tu silbo apacible? 

M. Verónica Muñoz Corbo