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Consultorio médico: Salud mental, una prioridad para nuestro bienestar (segunda parte)

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Cambiando las rutinas forzamos a nuestro cerebro al aprendizaje

En el número anterior hablamos de la enfermedad de Alzheimer, que es un tipo de demencia que ocasiona deterioro cognitivo. Habiendo visto síntomas y la etapa leve de la enfermedad, continuamos con las otras etapas que la caracterizan.

MODERADA: Ocurre en áreas que controlan el lenguaje, razonamiento, pensamiento consciente y procesamiento sensorial, como la capacidad de detectar correctamente sonidos y olores. Es posible que no puedan aprender cosas nuevas, realizar tareas de varios pasos como vestirse o enfrentarse a situaciones nuevas; pueden tener alucinaciones, delirios, paranoias, comportarse de forma impulsiva, confundir palabras, frustrarse o enojarse, o actuar de forma inesperada (por ejemplo, no quiere bañarse). El daño a las células nerviosas del cerebro puede dificultar la expresión de pensamientos y la realización de tareas cotidianas.

En este punto, otras personas o el entorno podrán notar los síntomas, que pueden incluir:

  • Olvidarse de eventos o información de la historia personal.
  • Sentirse malhumorado o retraído, especialmente en situaciones social o mentalmente exigentes.
  • No poder recordar la dirección o el número de teléfono propios, o la escuela o universidad donde se graduó.
  • Confusión sobre la ubicación y fecha actuales.
  • Necesitar ayuda para elegir la ropa adecuada para la temporada o la ocasión.
  • Problemas para controlar la necesidad de ir al baño.
  • Cambios en los patrones de sueño, como dormir durante el día y estar inquieto durante la noche.
  • Aumento del riesgo de desorientarse y perderse.
  • Cambios en la personalidad y el comportamiento, como el recelo y el delirio, o comportamiento repetitivo como retorcer las manos o cortar papeles.

GRAVE: Dependencia por completo. Esto implica la necesidad de cuidado permanente para realizar actividades básicas de la vida cotidiana.

Ya mencionamos anteriormente que es importante tomar medidas de prevención tales como controlar los niveles de colesterol e hipertensión arterial, realizar ejercicio y mantenerse mentalmente activo.

Dado que mantenerse mentalmente activo puede sonar ambiguo, a continuación, te detallamos algunos ejercicios para entrenar tu mente:

•    Usar la mano que sea menos hábil: para escribir, comer, cepillarse los dientes, peinarse, abrir un cajón, manejar el mouse de la computadora, abrir y cerrar la llave del agua, etc. 
•    Hacer ejercicios con los dedos de las manos: unir la yema del pulgar con los demás dedos y repetir varias veces. Esto ayuda a que los dos hemisferios cerebrales se conecten. 
•    Movimientos cruzados: sentado en una silla, levante la rodilla derecha y tóquela con la mano izquierda, y viceversa. Se aconsejan series de 10 repeticiones.
•    Cambie la ubicación de las cosas (elementos de uso cotidiano).
•    Hacer crucigramas, rompecabezas, sudokus.
•    Usar el reloj en la mano contraria a la que normalmente lo usa. 
•    Vestirse con los ojos cerrados. 
•    Leer en voz alta.
•    Ver las fotos al revés, es decir ubicándolas cabeza para abajo. 
•    Leer la hora a través de un espejo. 
•    Cambiar de ruta para ir de la casa al trabajo o a lugares de concurrencia habitual. 

Todas las sugerencias anteriores tienen algo en común: se salen de la rutina. Las actividades rutinarias hacen que el cerebro funcione automáticamente y requiera un consumo mínimo de energía, pero cambiando esas rutinas forzamos a nuestro cerebro al aprendizaje. Pongamos nuestro cerebro a trabajar y mantenerse saludable.

Florencia Kozak