La persona con migraña sólo puede ser entendida por otra persona con migraña
Como hemos estado hablando en otro artículo, las cefaleas son motivo frecuente de consulta en las guardias y consultorios. Una de las cefaleas frecuentes y principal causa de consulta es la migraña. Cada episodio puede comprometer la calidad de vida debido a su severidad, y se considera la segunda en frecuencia luego de la cefalea tensional.
Se caracteriza por ser habitualmente de localización hemicránea, pulsátil y puede acompañarse de náuseas, vómitos, y sono o fotofobia. Es más frecuente en mujeres y puede iniciarse en la infancia. Su duración puede ir de 4 a 72hs. Algunas de estas cefaleas migrañosas se pueden acompañar de síntomas neurológicos o aura que anticipa el comienzo de la migraña; puede ser de tipo visual, sensitivo o lenguaje, de 5 a 60 minutos de duración.
El diagnóstico diferencial con la cefalea tipo tensional es difícil; las náuseas, fotofobia o incapacidad que produce el dolor pueden inclinar el diagnóstico a una migraña. Sin embargo, en algunos casos el dolor de la migraña puede ser bilateral o acompañarse de dolor cérvico-occipital.
¿Qué factores pueden ser desencadenantes de la migraña?
- ESTRÉS O ANSIEDAD
- CAMBIOS EN HORARIOS DE SUEÑO (DORMIR MUCHO O MUY POCO)
- AYUNO
- TABACO/ALCOHOL
- OLORES (PERFUMES/DESODORANTES)
- COMIDAS (CHOCOLATE/QUESOS/CAFÉ, ENTRE OTROS)
- CALOR EXCESIVO/DESHIDRATACIÓN
- CAMBIOS HORMONALES (MENSTRUACIÓN)
Si la persona padece menos de 15 crisis al mes, es posible manejarla con terapia no farmacológica, tal como corregir y evitar factores externos que puedan desencadenar las crisis. Es útil también el apoyo psicológico, ejercicio físico regular, técnicas de miofeedback o la acupuntura. Sin embargo, lo más importante es poder capacitar al paciente para poder reconocer qué aspectos de su rutina puede modificar y cuáles son los elementos que evitar para no desencadenar una crisis.
En caso de que, pese a los cambios en el estilo de vida, cambios higiénico dietéticos, estos no sean suficientes y se requiera hacer un manejo farmacológico, el médico deberá abordarlo en dos etapas: manejo analgésico y manejo preventivo. Dentro del manejo analgésico de la crisis de dolor, se puede utilizar paracetamol, ibuprofeno, naproxeno, ketorolac, dependiendo de las condiciones propias del paciente (alergias); siempre debe ser indicado por el médico y evitar la automedicación. También existen analgésicos específicos que son efectivos, pero pueden inducir al abuso o estar contraindicados en pacientes con otras patologías o condiciones tales como hipertensión severa, cardiopatías, embarazo o lactancia.
Cuando existen más de cuatro crisis al mes o cada crisis se presenta con mayor severidad o duración y es de difícil manejo con analgésicos, es importante que el médico tratante instaure un tratamiento preventivo. El objetivo de este tratamiento será disminuir la frecuencia y la severidad de las crisis y mejorar la calidad de vida del paciente. La instauración de medicación deber ser por un mínimo de tres meses para que el efecto se prolongue en el tiempo, comenzando con dosis bajas y titular en forma gradual hasta lograr la dosis óptima, esperando un tiempo oportuno para evaluar los resultados antes de hacer cualquier cambio de fármaco o dosis. El profesional de salud debe involucrar al paciente explicándole para toma de conciencia que los tratamientos apuntan a mejorar y no a curar la migraña. El paciente involucrado en el tratamiento de su migraña puede realizar un “calendario de cefalea”, registrando sus crisis de dolor y el uso de analgésicos de forma tal que evite un abuso de analgésicos y pueda identificar con facilidad los factores desencadenantes.
La persona con migraña sólo puede ser entendida por otra persona con migraña. El entorno deberá ser complaciente y solidario buscando herramientas para ayudar tales como recordar y evitar factores desencadenantes.