LA REVISTA CRISTIANA PARA LA MUJER DE HOY
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Todas las cosas buenas que vienen a nuestra vida son regalos de parte de Dios

En la vida de toda persona existen momentos únicos, llenos de emoción y alegría. Son esos eventos que de alguna manera nos marcan y que atesoraremos en nuestro corazón para siempre. Algunos de ellos son, por ejemplo, el nacimiento de un hijo, el día que nos recibimos y obtenemos el título tan deseado, el cobro de nuestro primer sueldo… y ni hablar del día de nuestro casamiento.

Hace poco pude disfrutar de una boda maravillosa de dos seres muy queridos. La alegría y felicidad desbordaba por cada poro. Sus rostros parecían iluminados, un brillo especial se reflejaba en cada uno de los novios. Sin duda, este será un momento inolvidable para mis queridos sobrinos.

Sabes, amiga, en la Biblia encontramos una exhortación que nos invita a analizar, a reflexionar y a considerar. “En el día del bien goza del bien; y en el día de la adversidad considera. Dios hizo tanto lo uno como lo otro” (Eclesiastés 7:14).

El texto nos invita a gozarnos y a saber disfrutar de todas las cosas buenas que vienen a nuestra vida. Son regalos de parte de Dios y debemos estar agradecidas por ellos. Pero también a nuestra vida llegará la adversidad, los días difíciles y oscuros, aquellos que todas quisiéramos evitar si fuera posible. Viene a mi mente la letra de una canción popular que dice: “…o aprendes a querer las espinas o no aceptes rosas”, “…las nubes grises también forman parte del paisaje”; y tal cual lo sugiere la canción, así es.

Amiga querida, debes saber que tanto el día del bien como el día malo son permitidos por el Señor. Job nos interpela con la siguiente pregunta: “¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? …” (Job 2:10).

Para las que descansamos en Cristo, las pruebas o adversidades tienen un sentido, según Santiago 1:2-4: «Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna». Debemos afrontar las pruebas con buena actitud porque, al final, nos llevan a la madurez espiritual, a ganar experiencia, a fortalecernos interiormente.  La prueba no es fácil, pero es un momento necesario en la vida de todas.

Hoy te propongo que, juntas, reconozcamos que Dios es la fuente de todo lo bueno que tenemos. Dios expresa su bondad de diversas maneras y se mantiene constante, aunque no de la misma manera de una persona a otra. Y aun cuando asome la tribulación en nuestras vidas, su presencia a nuestro lado está asegurada.

Quiero terminar recordándote, querida amiga, que la mayor demostración de amor y bondad fue expresada en la persona del Señor Jesucristo. El sacrificio de rescate por parte de Cristo es la más clara y evidente prueba del amor de Dios, y nos da una idea del gran alcance de su bondad inmerecida. Esto nos debe consolar y motivar, sabiendo que, si tenemos fe en la eficacia de la sangre que Jesús derramó, nuestros pecados serán perdonados y nuestra conciencia quedará limpia. Y recuerda… En el día del bien goza del bien; y en el día de la adversidad considera.

Miriam M. Córdoba de Urquiza