LA REVISTA CRISTIANA PARA LA MUJER DE HOY
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Apuntes para la vida: La oración en la vida de Cristo. Involucradas en Su servicio.

Print Friendly, PDF & Email

Bosquejos de mensajes dados en vida por Gloria Q. de Morris, para estudiar y compartir. No dejéis de leer todas las citas bíblicas para recibir una bendición aún mayor

PRIMER BOSQUEJO:     

“LA ORACIÓN EN LA VIDA DE CRISTO” – Lectura: Lucas 22:39-46 

Introducción: Los Evangelios presentan un cuadro completo del Señor Jesucristo: Mateo lo introduce como el Rey, Marcos lo revela como el Siervo, y Juan declara su deidad. Por eso al retratarle Lucas como el Hombre Perfecto, es lógico que destacara el lugar que ocupó la oración en Su vida. Notemos las características de Su vida de oración que culminó en esa oración tan particular en el jardín de Getsemaní:

 1.    Fue ungido por el Espíritu Santo al orar – como se señala en Su bautismo (Lu.3:21,22), así preparándole paraSu ministerio público – Lc.4:18; Hch.10:38. No debemos jamás embarcarnos en cualquier tarea para Dios, sin estar investidas del “poder desde lo alto” (Lc.24:49). Todo lo que realicemos en la energía de la carne está condenado al fracaso. Por eso, si bien ya tenemos el Espíritu Santo, necesitamos orar para contar con Su unción especial – Lc.11:13; Hch.4:23-31.  

2.    Oró después de tiempos de servicio público – Lc.5:15-17. Por supuesto que oró antes de ellos también, pero aquí vemos que asimismo lo hizo después. Hay tres razones para ello:

a. Debido a Su contacto con la humanidad pecaminosa.  

b. Porque virtud había salido de Él.

c. Por el peligro que entrañaba la popularidad.

       Cada creyente, hombre o mujer, que está sirviendo a Dios, necesita aliento; pero una de las mayores trampas del Diablo para ellos es la de la adulación o halago de los demás, y la felicitación carnal. Así el enemigo logra robar al Señor de la gloria debida. Por eso necesitamos orar para que Él nos libre de este peligro.

3.    Oró antes de tomar grandes decisiones – Lc.6:12,13. Antes de escoger a los doce apóstoles, el Señor pasó toda la noche en oración. Cada día debemos tomar importantes decisiones que afectan nuestro hogar, relación familiar, trabajo, finanzas, etc.; solo serán acertadas si pasamos tiempo antes buscando Su guía en oración – Fil.4:6; Ef.6:18. 

4.    Oró para que Sus discípulos tuvieran discernimiento espiritual – Lc.9:18-20. Ellos eran lentos para comprender las verdades que Él quería impartirles, de manera que tuvo una sesión especial de oración para que sus ojos fueran abiertos y pudieran hacerlo. El apóstol Pablo con frecuencia oraba por aquellos a quienes se dirigía, para que su entendimiento fuese alumbrado e iluminado – Ef.1:18; Col.1:9. Por naturaleza somos espiritualmente ciegos y no podemos apreciar la verdad divina – 1Co.2:14. ¡Cuánto beneficio vendría de hacer la petición que encontramos en Sal.119:18!

5.    Mientras oraba, el Señor fue transfigurado – Lc.9:28,29. Pero lo insólito es que lo mismo nos puede pasar a nosotras también, según 2Co. 3:18, donde la palabra “transformados” es la misma que “transfiguró” (Mt.17:2). Oremos para que los demás vean en nosotras rostros y vidas transfiguradas que les hagan desear saber el secreto – Ex.34:29; Hch.6:15; Sal.34:5.   

6.    Al ver orar al Señor, otros fueron inspirados a hacerlo – Sus discípulos le pidieron que les enseñara a orar (Lucas 11:1). Que seamos ejemplo de oración para otros para que ellos a su vez sean motivados a pasar más tiempo en esta bendita actividad.

7.    Fue en el lugar de oración, que la voluntad del Señor Jesús fue sometida incondicionalmente a Su Padre- Lc.22:41,42.  Si bien Su voluntad siempre había estado sometida, ahora se acercaba a la culminación del propósito para el que había venido al mundo. Por ello reafirmó ante Dios que estaba determinado a cumplir la voluntad divina. ¿Están entregadas nuestras voluntades a Él?  ¿Podemos decir de verdad las palabras de Hch.21:14 “Hágase la voluntad del Señor”?   

Sigamos pues el ejemplo sublime del Señor y dediquémonos más a la oración. 

SEGUNDO BOSQUEJO:

“INVOLUCRADAS EN SU SERVICIO” – Lectura: Isaías 41:1-10

Introducción: Este pasaje nos muestra la bendición que se produce al animarnos mutuamente. No hay gozo mayor para el creyente que el poder ayudar a otros, y esto está al alcance de todas nosotras. Pero ¿de qué manera podemos hacerlo? ¿Cómo podemos ocuparnos en este glorioso servicio de Dios y los demás?

A través de varios pasajes muy claros veremos cómo podemos involucrarnos:

  1. Ejerciendo el ministerio de la oración – 2 Co.1:11. Después de hablar de sus pruebas y tribulaciones, el apóstol les pidió que le ayudaran mediante sus oraciones a favor de él. He aquí un ministerio precioso en el que todas podemos estar involucradas, y así favorecer la obra del Señor y a Sus siervos. Nada de valor permanente se logra sin que detrás de ello estén las oraciones de los creyentes. Ninguna condición física puede impedirnos el hacerlo, sino solo la pereza o dejadez espiritual, o la indiferencia.
  2. Afianzando a los demás en las Escrituras – Hch.18:27,28. Muchos se habían convertido por el ministerio de Pablo, y esos nuevos convertidos necesitaban ayuda espiritual. Por eso, cuando Apolos llegó a Acaya pudo ser de “gran provecho” para ellos, al ayudarles a “echar raíces espirituales” en la Palabra de Dios y así crecer en el conocimiento de ella y del Señor- 2 P.3:18. La evangelización es muy importante, pero también la consolidación y superación espiritual de esos ‘bebés espirituales’. Por eso no nos extraña que la gran comisión del Señor en Mt. 28:18-20 también incluya la necesidad de enseñanza adecuada.
  3. Promoviendo el gozo de mis hermanas – 2 Co.1:24. Debiéramos tener este mismo deseo de Pablo, en lo que esté a nuestro alcance, de poder aumentar el gozo de aquellos con quienes trabajamos en la obra del Señor. Que no entristezcamos a otros por nuestras actitudes, palabras o acciones. Por el contrario, que salgan gozosos y fortalecidos por haber trabajado junto a nosotras. Algunas formas de hacerlo: siendo amables -1Co.11:33; mostrando simpatía – Ro.12:15; siendo pacientes – 1Ts.5:14; haciendo el bien – Gál.6:10; siendo humildes – 1 P.5:5; perdonando – Ef.4:32; expresando amor- 1 P.1: 22.
  4. Procurando mantener la unidad del Espíritu – Ef.4:3. En la iglesia de Filipos había dos hermanas que se habían enfrentado – Fil.4: 2,3, y Pablo pidió que se les ayudara a resolver sus diferencias y a restaurar la armonía. Este ministerio de reconciliación no es fácil, pero es muy beneficioso. Con razón el Señor lo incluyó entre las bienaventuranzas – Mt.5:9.
  5. Defendiendo la fe y la verdad – 3 Jn.8; Judas 3. Hay una gran necesidad hoy de que los creyentes conozcan la verdad – 2 Tim.3:7; la obedezcan – 1 P.1:22; anden conforme a ella- Gál.2:17; estén establecidos en ella – 2 P.1:12; y no se extravíen – Stg.5:19. Aquellos que la defienden en amor, ciertamente adelantan la obra del Señor.
  6. Apoyando a los que están en el frente de batalla – Ro.16:3. Priscila y Aquila eran grandes amigos de Pablo, y le animaron y fortalecieron mucho como vemos en pasajes como: Hch.18:2,18,26 y 1 Co. 16:19. ¿Cómo le ayudaron, aparte de su apoyo moral y en oración? Generosamente abriendo su hogar a él, a veces acompañándole en sus viajes, y es probable que le hayan brindado ayuda financiera también.

No todos pueden estar en el frente de batalla como lo estaba el apóstol Pablo, pero todas podemos de alguna manera u otra cumplir el rol o papel de Aquila y Priscila y así ayudar al que sí lo está, en la extensión del precioso Evangelio.

Gloria Q. de Morris