LA REVISTA CRISTIANA PARA LA MUJER DE HOY
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Apuntes para la vida: El evangelismo personal

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Un desafío para este nuevo año

Bosquejos para estudiar y compartir. No dejéis de leer todas las citas bíblicas para recibir una bendición aún mayor.

Primer Bosquejo:

“EL MEJOR EJEMPLO PARA EL EVANGELISMO PERSONAL” (Lectura: Jn.4: 1-42)

Introducción: Durante Su ministerio terrenal, el Señor Jesús fue la personificación de todo lo que enseñó. Por tanto, al exhortarles a evangelizar –Mt.28:19, Él ya estaba realizándolo –Lc.19:10. Éste era el propósito de Su misión y lo mostró constantemente. Por tanto, es nuestro mejor ejemplo como ganador de almas. De los muchos casos de evangelismo personal que realizó, el más completo es el que encontramos en Juan 4.

1. Mostró gran interés y preocupación por una persona, demostrando así la importancia que tenía para Él el individuo, aunque en este caso no pareciera merecedora de semejante preocupación. Así le vemos realizar 16 entrevistas personales en Mateo, y 17 en Juan. Además, en Marcos 8:36,37 subraya el valor de un alma.     

2. Se molestó en ir en busca de un alma- Jn.4:4. A pesar de que Samaria era territorio bastante hostil para los judíos, igual pasó por allí porque sabía que en ese lugar se encontraba una mujer necesitada. Con demasiada frecuencia pasamos de largo junto a aquellos con quienes Dios nos está dando una gloriosa oportunidad para ministrarles- Lc.10:31,32.

3. Obró bajo un fuerte sentido de urgencia, pues “le era necesario pasar por Samaria”. Sentía una obligación imperiosa, un deber determinante –Jn.3:14; 9:4; 12:32,33. Su mismo alimento era cumplir así la voluntad de Su Padre –Jn.4: 31-34. ¿Tenemos la misma urgencia?

4. En Su acercamiento fue amigable y agradable antes que distante, o frío.

Manifestó corrección y dignidad. El apóstol Pablo procuraba adecuarse a las personas y situaciones, sin comprometer la verdad -1Co.9:22. Así actuó el buen samaritano -Lc.10:33-37.

5. Permitió que los aconteceres y circunstancias de la vida le proveyeran la oportunidad de hablarle. Él estaba cansado y se valió de la oportunidad para sentarse -Jn.4:6. Nosotros probablemente habríamos aprovechado eso como una excusa para descansar y desconectarnos. Él, en cambio, empleó esa condición para sacar provecho espiritual de ello. Cuán poco empleamos las oportunidades que nos presenta la vida diaria. 

6. Solicitó un favor de la persona a quien habría de testificar (v.7), estableciendo de ese modo un punto de contacto definido. A las personas habitualmente les agrada que se les pida un favor. Piensa en alguna petición sincera que le puedes hacer a la persona que quieres ganar, y así harás un contacto apropiado.

7. Habló con ella a solas (v.8), pues a menudo es inconveniente hablar de asuntos espirituales en presencia de otros, pues no se abrirán ante nosotras.

8. Superó las barreras que ella levantó y las que ya existían. Primero, la del pecado (16) porque ella tenía una reputación tan negativa que había venido a sacar agua en una hora en que no habría otras mujeres (16-18). La segunda, la raza (9): el Señor era judío, ella gentil. Tercero, la del sexo; porque no estaba bien visto que un hombre hablara a una mujer en un lugar público. Finalmente estaba la barrera de la religión (20).

9. Provocó preguntas e inquietudes espirituales (10-13) al despertar su curiosidad e interés. Nosotros también lo podemos hacer, al hablar al cargado de culpa, de Aquel que puede llevarla (Mt.11:28,29); al que se siente esclavo, del Libertador (Jn.8:36); y al que está de luto, del que es la Vida (Jn.11:23-25).

10. No le reprochó ni le regañó, pero sí le hizo afrontar su pecado. Hasta que la gente no sienta convicción de pecado, y así su necesidad de Cristo, no acudirán a Él. Así lo hizo con esta mujer (16-19), con ternura pero con persistencia. Es el Espíritu Santo el que producirá convicción al usar nosotras la espada de la Palabra -Ef.6:17.  

11. Habló de lo único que podría satisfacer su necesidad. Ella necesitaba vida eterna (14) y salvación (22). En otras palabras, lo necesitaba a Él.

12. Sólo concluyó cuando se había revelado plenamente como Salvador y Señor (25,26). ¡Qué momento maravilloso debe haber sido para ella! y luego para los habitantes de Samaria, al verla y escuchar su testimonio (40-42).      

Segundo Bosquejo: 

“UNA MUJER EMPRENDEDORA” (Lectura: Hechos 16:6-15)

Introducción: Si bien la historia de la conversión de Lidia sólo ocupa dos versículos (15,16), contiene un atractivo muy especial. Pablo se sentía tan a gusto con unas pocas mujeres temerosas de Dios, como ante una gran congregación. Reconocía la oportunidad que representaba poder compartir el Evangelio con ellas. Y una de ellas era Lidia, de quien leemos que el Señor abrió su corazón.

Este capítulo nos recuerda que Dios obra de la forma más apropiada para la idiosincrasia, capacidad y necesidad de cada persona. Si bien hizo falta un terremoto para que el carcelero se convirtiera (16: 25-29), para Lidia bastó un silencioso movimiento del Espíritu. Debemos reconocer estas diferencias al acercarnos a los demás.   

1. Mediante ese corazón abierto, el Evangelio entró en Europa. Si bien era una mujer de negocios emprendedora, jamás habríamos sabido de ella a no ser por lo que el Señor hizo en su vida. Dios se deleita en emplear personas ‘comunes’ (1Co.1:26-29) para la extensión de Su reino.    

2. Ella era una mujer con inquietudes espirituales, y era evidentemente muy sincera en sus prácticas religiosas, pero no había nacido de nuevo (Jn.3:3) ni había confiado en Jesús como su Salvador (Jn.5:24). Cuántos hay así

hoy en día, aparentemente justos, pero no justificados -Ro.5:1. No basta confiar en Dios, sino que debemos además creer en Su Hijo Jesucristo como Salvador -Jn.14:1. 

3. Al escuchar Lidia el Evangelio, el Señor la salvó, ilustrando así lo que afirma Romanos 10:17. Estuvo “atenta a lo que Pablo decía” y sin duda él presentaría la verdad de Juan 3:16; Hechos 4:12 y Romanos 1:16, y le habrá hablado de la Persona y obra del Señor Jesús a su favor. Al hacerlo, el Señor abrió su corazón. No fue sólo su mente la que se abrió, sino también su corazón -Ro.10:9,10.  

4. Enseguida manifestó públicamente su fe en Cristo al bautizarse, y junto con ella su familia. De ese modo obedeció la exhortación bíblica y el orden establecido por Dios, primero creer en el Señor, y luego ser bautizado, confesando así abiertamente que había confiado en Cristo como su Salvador -Mt.28:18-20; Hch.2:41.

5. Su testimonio fue de bendición a los de su propia casa. Esto se aprecia al notar que no fue la única en bautizarse, sino que los miembros de su familia también lo hicieron, porque habían puesto su fe en el Señor. En Salmos 68:6 se nos dice: “Dios hace habitar en familia a los desamparados”. Esto implica que el plan y propósito de Dios no es tan sólo que tú seas salva, sino que a través de ti tus seres queridos también.

6. Se manifestó su fe en buenas obras. Si bien no somos salvos por buenas obras, como muestra Romanos 3:20, Efesios 2:8,9 o Tito 3:5, somos salvos para buenas obras –Ef.2:10. Debemos al mismo tiempo reconocer que la fe sin obras es muerta –Stg.2:20, y donde hay verdadera fe, se manifiesta en obras. En el caso de Lidia, su hogar abierto fue la evidencia. La restitución por parte de Zaqueo (Lc.19:18), mostró la realidad de su conversión, así como el carcelero en su comportamiento posterior -Hch.16:33,34; 1Jn.3:14.

7. El deseo de Lidia era ser fiel a su Señor (v.15) y testificar a través de su vida de servicio las buenas nuevas de salvación. ¿Es ese también nuestro anhelo constante?

Gloria Q. de Morris