Una alimentación sana, variada y nutritiva repercute en nuestra salud; no solo para evitar la inflamación, sino también para aumentar nuestras defensas
La inflamación es una respuesta natural de nuestro organismo para reparar el daño producido al sufrir un golpe, una herida, una infección, etc. Lo normal es que la inflamación tenga una duración limitada hasta que el dolor o la herida haya desaparecido, pero una inflamación prolongada puede ser la raíz del desarrollo de enfermedades como trastornos gastrointestinales, cardiovasculares, demencia, fibromialgia, problemas cutáneos, fatiga, dolor crónico, artritis, obesidad, cáncer, etc.
¿Qué podemos hacer para prevenir y evitar la inflamación crónica? Lo creas o no, puedes hacer mucho, llevando una correcta alimentación y evitando los factores que aumentan la inflamación como el estrés, la vida sedentaria, la obesidad, el tabaco y la falta de sueño.
Alimentos que favorecen la inflamación
Azúcares y harinas refinadas: galletas, azúcar, pan blanco, bollería industrial…
Refrescos azucarados, los embutidos, las salsas industriales…
Las grasas trans y saturadas: los alimentos procesados como la margarina.
Estos productos provocan un alto índice glucémico, es decir, elevan de forma rápida la glucosa en la sangre. Al consumir regularmente estos productos, el cuerpo está siendo sometido a una constante inflamación.
Alimentos con efecto anti inflamatorio
Cítricos: El limón, la naranja, la lima, el pomelo, la mandarina.
Alimentos probióticos:Los probióticos mejoran la flora intestinal, mejorando la digestión. Los yogures, el kéfir, las aceitunas, los encurtidos.
Verduras y frutas: Lechuga, espinacas, acelgas, etc.; estas hortalizas de hoja verde contienen antioxidantes, como la clorofila, que ayudan a mejorar y prevenir la inflamación.
El brócoli, las coles, son antioxidantes y depurativas.
El ajo y la cebolla, tienen una capacidad antiséptica.
Las frutas del bosque: arándanos, frambuesas, moras, fresas. Son antioxidantes.
Grasas saludables: El aguacate es una grasa muy saludable y además un alimento alcalinizante. Aceite de oliva virgen extra, aceite de coco.
Frutos secos: Especialmente las nueces, por su alto contenido en omega3.
Alimentos de origen animal: Los huevos, que aportan entre otras cosas vitamina D, muy importante para ayudar en la inflamación.
El pescado azul es muy rico en omega 3.
Un poco de carne a la semana que sea de buena calidad, a ser posible ecológica.
Mantequilla, mejor si es ecológica.
Especias y hierbas aromáticas: La cúrcuma y el jengibre.
El orégano, la albahaca y el romero.
El té verde y el té blanco.
El vinagre de manzana, que ayuda a controlar el índice glucémico.
Buenos hábitos
Hidratarnos
Beber agua de forma regular durante el día, entre 1,5 y 2 litros. Una buena hidratación mejora nuestra salud intestinal eliminando toxinas. Se aconseja beber fuera de las comidas, es decir, media hora antes o una hora después de la comida.
Practicar un deporte y hacer ejercicio de forma regular
Al menos 3 o 4 veces a la semana, caminar, nadar, correr, aerobic, pilates…
Gestionar el estrés
Un poco de estrés en la vida no es malo, pero cuando en nuestro día a día el estrés está incontrolado, eso termina pasándonos factura. Por lo cual es importante que sepamos controlar el estrés.
Un sueño reparador
Un buen sueño contribuye a la reparación de los tejidos de nuestros órganos, eliminando las células dañinas y regenerando nuevas células.
Cada vez es más evidente lo mucho que una alimentación sana, variada y nutritiva repercute en nuestra salud; no solo para evitar la inflamación, sino también para aumentar nuestras defensas y fortalecer nuestro sistema inmunitario, protegiéndonos y para poder defendernos de virus y diferentes patologías.