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Alimentación y salud: La obesidad infantil

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La obesidad infantil es uno de los problemas de salud más graves del siglo XXI

La obesidad está afectando cada vez más a niños y adolescentes, convirtiéndose en uno de los problemas de salud más graves del siglo XXI.

Según un estudio realizado por la OMS entre 2018-2020, es decir, antes de la pandemia, en un total de 33 países europeos, un 33% de niños españoles tienen problemas de sobrepeso y un 16% de obesidad. Con estas cifras, España queda como el tercer país europeo con más sobrepeso infantil y el cuarto con más obesidad.

La gravedad de la obesidad infantil radica en que, a la larga, si ésta no se soluciona, puede ocasionar patologías graves como diabetes, enfermedades cardiovasculares, hipertensión, problemas respiratorios, digestivos y osteoarticulares. Sin olvidar los problemas emocionales y psicológicos que puede acarrear, como la baja autoestima del niño, el rechazo, e incluso dificultades para la integración social.

Vivimos en una sociedad de abundancia donde predomina el sedentarismo que, junto a unos malos hábitos alimentarios, da paso al sobrepeso y a la obesidad.

Principales causas de la obesidad infantil

-El abuso de los productos precocinados, especialmente la comida rápida. Éstos son muy abundantes en grasas saturadas y azúcares, lo cual les hace ser hipercalóricos.

-El hábito de tomar refrescos azucarados de forma regular.

-El exceso de tiempo de ocio sedentario y la falta de actividad física.

Los padres deben conocer el valor y la importancia de una alimentación sana, dedicar el tiempo necesario para cocinar en casa utilizando productos saludables de forma sencilla, y disfrutar de esa comida familiar. En muchas ocasiones, la escasez de tiempo disponible por causa de responsabilidades laborales hará que se dedique poco tiempo y esfuerzo a esta responsabilidad.

Consejos para corregir y evitar la obesidad infantil

-Establecer buenos hábitos saludables en la infancia es importante. Primeramente, porque el niño comerá de forma sana y, segundo, porque estos hábitos persistirán en la edad adulta. 

-Modificar los hábitos nutricionales incorrectos, algo que seguramente no es fácil y para lo cual necesitaremos una gran dosis de paciencia, constancia y amor.

-Desarrollar o potenciar un estilo de vida en el que el niño y adolescente pueda evitar el sobrepeso, como por ejemplo deporte, vida social activa, paseos al aire libre, reducir el tiempo delante de la televisión o con videojuegos.

-Una educación nutricional de la familia, y especialmente de los padres, es fundamental para elaborar y adoptar una forma de comer saludable, variada y nutritiva, limitando la ingesta de calorías vacías que provienen de alimentos refinados, azúcares y grasas saturadas.

-Cocinar regularmente comidas caseras de forma equilibrada.

-Hacer 3 comidas diarias y 1 ó 2 snacks ligeros que no disminuyan el apetito para el almuerzo y cena.

Cuando el niño come en el colegio, deberíamos informarnos del menú semanal, de forma que podamos preparar una cena que equilibre su almuerzo.

-Cenar temprano, al menos dos horas antes de ir a la cama; de esta forma la digestión se realizará correctamente y el niño podrá descansar mejor.

-Tratar de desayunar con los niños en casa, aunque ello suponga levantarse más temprano.

-Dar prioridad a los productos frescos y de temporada, comiendo diariamente verduras y frutas.

-Evitar los fritos y priorizar los estofados, …a la plancha, …al vapor.

-Preparar zumos de fruta y postres caseros.

-Involucrar al niño en la cocina haciendo de ello una actividad familiar divertida.

Todo ello ayudará a evitar el sobrepeso y la obesidad, creando desde la niñez hábitos saludables que perdurarán a lo largo de toda la vida.

Eduarda Lerma