LA REVISTA CRISTIANA PARA LA MUJER DE HOY
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¡Vive tu experiencia!

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Te invito, amiga, a que hoy vivas tu propia experiencia con Cristo…   

Seguramente muchas veces hemos escuchado que la vida se construye a base de experiencias, de lo que se vivencia en primera persona.

Hace un tiempo, leyendo a una pedagoga y experta en inteligencia emocional, encontré que decía: “Creo que el grado de las experiencias que una persona vive y el sentido que le da a esas experiencias, determinan la calidad de vida en términos de plenitud. Me cuesta mucho entender una vida plena en una vida sin experiencias, plana, sosa, sin altibajos, sin cosas buenas por las que agradecer y sin cosas malas de las que aprender y por las que agradecer también”.

En la Palabra de Dios se registran varios ejemplos de personas que vivieron una experiencia particular que sin duda marcó sus vidas de una manera determinante. Estas personas coincidieron, todas, en tener un encuentro especial con el Señor Jesús.

En el evangelio según S. Mateo 9:9 dice: “Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y se levantó y le siguió”. Era un publicano recaudador de impuestos, poco apreciado por el pueblo por razones obvias. Su encuentro con Jesús le impactó de tal manera que, inmediatamente, tomó una decisión: abandonó su trabajo, su quehacer diario, y le siguió a tal punto que formó parte de los doce discípulos de Jesús. Pero también hubo otro recaudador de impuestos que tuvo un encuentro con el Señor, Zaqueo; este hombre, que era bajo de estatura, tuvo que ingeniárselas para ver a Jesús: se subió a un árbol y desde ese momento dio testimonio, ante muchos, de los cambios que experimentó su nueva vida. Esta historia la encontramos en el evangelio de S. Lucas 19:1-10.

En el evangelio de S. Juan capítulo 4, también se registra un particular encuentro de una mujer samaritana con Jesús. Él confronta a la mujer con su pasado y presente, y entonces ella, frente a tal declaración (Él le declara que era el Mesías), deja lo que estaba haciendo y va a la ciudad testificando acerca de Jesús. Y lo maravilloso es que la Escritura cuenta que la gente de la ciudad creyó en Él por la palabra de la mujer.

Amiga, podría seguir con una lista larga de personas como tú y como yo que se mencionan en la Biblia, y que un día vivieron una experiencia única que los marcó definitivamente.

La propia experiencia es el mejor camino para aprender, ya que, de otra forma, no sería nuestro aprendizaje, sino el de aquellas personas que vivieron la experiencia. Sólo a través de las vivencias, podremos sacar nuestras propias conclusiones para seguir adelante.

Hoy quisiera pedirte, querida amiga, que vivas tu propia experiencia. En el salmo 145:18 dice: “Cercano está Jehová a todos los que le invocan, a todos los que le invocan de veras”. También en Isaías 55: 6 encontramos: “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano”.  

Las experiencias marcan la vida, sean buenas o malas. El encuentro con Jesús es tan radical e impactante, que siempre podremos recordar el momento como una experiencia increíble que marcó toda una diferencia en nuestra relación con Dios. Jesús cambia la vida. Las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas. Te invito, amiga, a que hoy vivas tu propia experiencia con Cristo. Nunca te arrepentirás, porque ese momento tendrá repercusiones presentes y eternas. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna (Juan 3:16).

Miriam M. Córdoba de Urquiza