No es suficiente estar cerca de otros creyentes, ni saber acerca de Dios… para conocerle personalmente
“Entonces la mujer de Lot miró atrás, a espaldas de él, y se volvió estatua de sal” (Génesis 19:26)
En un artículo anterior hablamos de Rut como una mujer encantadora, cuya historia encontramos en el cautivador libro del Antiguo Testamento, pero hoy vamos a considerar a una persona bastante diferente. Sabemos bien poco de ella – ni sabemos su nombre – y tenemos que buscar indicios de su carácter a través de las tres referencias directas a ella que encontramos en la Biblia. Hay, también, unas cuantas indicaciones indirectas que nos ayudarán a comprenderla un poco y, a la vez, sacar de su vida unas lecciones para nosotras.
Ella era una mujer de origen desconocido. Hace su incursión en el texto bíblico repentinamente, sin ninguna introducción. La primera y única referencia a ella aparece cuando dos ángeles intentaron sacar a Lot y a su familia de la ciudad de Sodoma, que estaba a punto de ser destruida. ¿De dónde venía ella? ¿Nació, como su marido, en la ciudad de Ur de los Caldeos? Si procedía de aquella ciudad, lo más probable es que fuera pagana y adorase a los ídolos (Josué 24:14). O quizás fue una muchacha cananea, o egipcia. Simplemente no lo sabemos, pero una cosa cierta es que no era una desconocida para Dios. Quizás algunas de mis lectoras también tengan “un origen”, o una familia, no muy conocida, o que procedan de un país lejano o de un pueblo pequeño, de alguna parte de la tierra, pero lo importante es que Dios ha estado vigilándonos, a ti y a mí, desde nuestra concepción (Salmo 139:13-16) y tenemos gran valor delante de Él.
Nuestra lección… ¡Qué bueno es saber que Dios siempre nos vigila…! ¡Desde el principio!
Esta mujer fue la esposa del sobrino de Abraham (Gen 12:5). Su marido Lot, por tanto, estuvo muy cerca del “amigo de Dios” (Isaías 41:8 y Santiago 2:23), y podemos suponer que ella sabía algunas cosas de la fe del gran Patriarca. Y, seguramente, había visto cómo Dios le había cuidado en circunstancias, a veces, muy complicadas. También habría observado cómo él intentaba obedecer al Señor, aunque a veces… No obstante, su historia nos indica que ella sufrió, también, las consecuencias mortales debido a su propia desobediencia. La moraleja es que no es suficiente estar cerca de otros creyentes, ni saber acerca de Dios o de Sus obras de gracia, para conocerle personalmente. Saber esto es de vital importancia.
¡Cuidado con conocer a Dios, solamente, de segunda mano!
Ella tuvo su propia casa… en Sodoma. Se entiende que durante muchos años vivía como beduina y su casa era una tienda. Esto implicaba cambios de residencia con cierta frecuencia, con nuevos vecinos y comerciantes. Todo era una vida muy “fluida” (término muy utilizado hoy), hasta que su esposo llegó a tener una casa en la ciudad de Sodoma. No sabemos si en aquellos días en que iban “poniendo sus tiendas hasta Sodoma” (Gn. 13:12) ella animaba a Lot a tener una propiedad en la ciudad. Podemos comprender que prefiriese una casa estable a una tienda transitoria. El gran problema es que las ventajas de gozar de los beneficios materiales de aquella casa fija, podían ir acompañadas de la tentación de formar parte de la vida social de aquella ciudad, que era reconocida como residencia de: “hombres… malos y pecadores contra el Señor en gran manera” (Gn. 13:13).
¡Tengamos cuidado de que lo material no nos ciegue ante los peligros!
Ella experimentó los desastres/horrores de la guerra y de ser capturada como rehén. Génesis capítulo 14 nos explica cómo un poderoso ejército conquistó la ciudad de Sodoma y se llevaron a muchos rehenes, incluyéndola a ella, a su marido y un importante botín. Con gran valentía y una confianza impresionante en Dios, Abraham se atrevió a rescatarlos a todos. A continuación, presenció la generosidad de su libertador, que no quiso aprovecharse de las circunstancias para llevarse parte de los despojos o botín de guerra. También presenció la confesión de su fe hecha por Abraham en público. Todas estas experiencias eran como lecciones ilustradas de cómo se puede confiar en la protección de Dios. Años más tarde, probablemente lo había olvidado, y le costó la vida.
¡Necesitamos recordar que podemos confiar en Dios en toda circunstancia!
Ella tuvo, al final de su vida, múltiples fallos (fallo orgánico múltiple). El testimonio de Lot en la ciudad de Sodoma había llegado a ser poco firme, puesto que cuando quiso avisar a sus futuros yernos del peligro “les pareció como que se burlaba” (Gn. 19:14). ¿Pudiera ser que la suegra de esos chicos se hubiera hecho tanto a aquel pueblo que no hubiera fuerza tampoco en sus ruegos? A pesar de los avisos urgentes y señales de parte de Dios, parece que como familia iban deteniéndose tanto que al final los dos ángeles tuvieron que tomarles (se “asieron” palabra hebrea fuerte) literalmente de las manos para sacarlos de la ciudad. Pero luego ella, en la huida, se detuvo otra vez y, al quedarse atrás, fue atrapada y eclipsada por el azufre. Su cadáver se incrustó de sal (esa zona está actualmente llena de ese mineral), y se hizo más grande con más incrustaciones, convirtiéndose en una verdadera estatua de sal.
¿Por qué se demoró? ¿Quiso ser espectadora en vez de obedecer? ¿Fue debido a un apego a lo mundano y un amor por las cosas materiales que estaba perdiendo? ¿Es por eso que nuestro Señor cariñosamente nos ha avisado solemnemente: “Acordaos de la mujer de Lot” (Lucas 17:32)?
¡Cuidado con la importancia que damos a lo material! Porque en cualquier caso y según 2 Pedro 3:10, ¡¡todo lo material va a ser quemado!!
Esta mujer fue madre de dos hijas; y en el final, la historia es todavía más patética. A pesar de la promesa cumplida de los ángeles de guardarles hasta la ciudad de Zoar, ellos ¡decidieron escapar a las montañas y vivían en una cueva! La familia lo había perdido todo, y finalmente sus dos hijas perdieron su virginidad y dieron a luz a dos hijos de su propio padre. Se habían incorporado tanto a la mundanalidad de Sodoma que, probablemente, su estilo de vida se había adaptado a tanta depravación. ¿Les habría enseñado su madre otros valores?
¡Cuidado, seamos conscientes de lo que enseñamos, o no, a nuestros hijos!
Efectivamente, la historia de la esposa de Lot no es agradable, pero el Espíritu Santo la ha dejado escrita en las Sagradas Escrituras y, por lo tanto, tendrá un propósito para que podamos aprender algo de ella; no como “una fábula” sino como un hecho histórico. Es importante notar que nuestro Salvador lo menciona como algo fiable, y lo hace en el contexto de Su enseñanza sobre Su Segunda Venida (Lc. 17:22).
Os he dejado seis posibles lecciones, y seguramente puede haber muchas más, sobre la obediencia, el desapego del mundo material, las consecuencias de la desobediencia y la confianza en la provisión divina. ¡Sigue tú investigando! ¿Puedes aplicar alguna de estas lecciones en tu vida diaria y personal, a fin de poder agradar más a Dios y andar más cerca de Él?
¿Qué te parece?