LA REVISTA CRISTIANA PARA LA MUJER DE HOY
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Creación y ciencia: El orígen del Universo

Print Friendly, PDF & Email

Examinando atentamente las leyes y constantes naturales del universo, podemos comprobar que éstas parecen haber sido diseñadas para albergar la vida en la Tierra

En esta ocasión, os traemos un artículo escrito por Ramón Gómez, MSc., licenciado en Matemáticas (OU) y en Teología (IBSTE), y  Máster en Ciencia y Sociedad (OU). Aunque barcelonés por nacimiento, actualmente vive en Luxemburgo, con su familia, donde ha ejercido como Ingeniero Informático para diversas instituciones de la Unión Europea. Actualmente ocupa el puesto de Jefe de Proyectos de Desarrollo Informático en Internet en la Oficina de Publicaciones Oficiales de la Unión Europea, entre otras responsabilidades. En el Institute of Prospective Technological Studies, perteneciente al Centro Común de Investigaciones de la Comisión Europea, trabajó en el mantenimiento de modelos científicos energéticos en relación con el cambio climático.

Al margen de su actividad profesional, es traductor científico y conferenciante en temas relacionados con la ciencia y la fe.

Damos gracias a Dios, y a Ramón, por esta colaboración con nuestra publicación.

***

 

Hace unos pocos años atrás (Marzo 2018), el mundo conoció la triste noticia del fallecimiento del Dr. Steve Hawking, uno de los más renombrados científicos del siglo 20.

El Dr. Hawking, siempre negó la existencia de un Creador.

Paradójicamente, sus propuestas científicas no han hecho más que reivindicar las afirmaciones bíblicas. El Dr. Hawking demostró que el universo no es eterno, sino que tuvo un inicio en un momento concreto del pasado, algo que la Biblia afirma desde el primer versículo.

El método científico

¿Surgió el universo de la nada? ¿Qué dice la ciencia?

Cuando los astrónomos estudian el universo, lo hacen usando un método llamado el Método Científico que consiste, esencialmente, en observar atentamente las características de algo para deducir su origen.

El método científico consta de tres pasos: la pregunta, la hipótesis y la observación.

El primer paso del método científico requiere plantear una pregunta que queremos resolver. En este caso, la pegunta que quiso responder el Dr. Hawking es: “¿Cómo se originó el Universo?”

Ahora que tenemos una pregunta, el siguiente paso es proceder a establecer posibles respuestas. Éstas se denominan hipótesis o teorías.

Existen varias hipótesis para explicar el origen del universo, pero todas ellas pueden dividirse en dos categorías básicas: el naturalismo y el creacionismo. El naturalismo afirma que el universo se creó por procesos naturales. El creacionismo afirma que el universo no pudo crearse por causas naturales, porque en ausencia del universo no existen causas naturales; por lo tanto, fue creado por una causa externa a la naturaleza.

Tras haber definido las posibles hipótesis, el siguiente paso del método científico consiste en observar el universo para tratar de identificar cuál es la hipótesis verdadera.

Observando el universo, los astrónomos del siglo 20 han hecho tres descubrimientos científicos sobre su naturaleza y sus orígenes que muestran que la hipótesis creacionista es más razonable que el naturalismo.

Cada uno de estos tres descubrimientos está relacionado con una característica fundamental del universo.

Materia, energía, termodinámica

La primera característica fundamental del universo es la materia y la energía.

El universo está hecho de materia; las estrellas, el mar, las arañas, las flores y nuestros propios cuerpos están hechos de materia.

La materia está formada por átomos los cuales contienen energía.

A principios del siglo 20, los científicos establecieron las leyes fundamentales que rigen la transformación de la materia y la energía; estas leyes se denominan las Leyes de la Termodinámica.

La primera ley de la termodinámica establece que la energía no se crea espontáneamente; únicamente se transforma. Según esta ley, la cantidad de energía del universo no aumenta ni disminuye con el paso del tiempo. Entonces, si la energía no se crea por procesos naturales ¿qué causa hizo que existiera?

La segunda ley de la termodinámica establece que en un sistema cerrado, la entropía, es decir, la cantidad de desorganización, siempre aumenta. Según esta ley, el universo está cada vez más desorganizado. Eso significa que en el pasado estuvo más organizado y, cuanto más nos remontemos en el pasado, más organizado estaba. Esta ley apunta a que el universo se inició en un alto grado de organización, y que a medida que pasa el tiempo está cada vez más desorganizado.

Examinando atentamente las Leyes de la Termodinámica podemos observar que es imposible que la materia y la energía que componen el universo se crearan por procesos naturales.

Tiempo, espacio, expansión

La segunda característica fundamental del universo es el tiempo y el espacio.

En el siglo 19 se creía que el universo no fue creado, sino que es eterno, que siempre ha estado ahí.

En el siglo 20, los astrónomos observaron que el universo se encuentra en un estado de expansión; el universo es cada día más grande.

Si pudiéramos revertir el tiempo, observaríamos que el universo era más pequeño en el pasado, y si retrocediéramos suficientemente en el tiempo encontraríamos que el universo necesariamente tuvo un inicio.

La razón es que este proceso de expansión no puede haber sido eterno. El universo no puede haberse estado expandiendo eternamente porque habría llegado a desaparecer hace mucho tiempo.

Examinando atentamente la expansión del universo podemos observar que el tiempo y el espacio no son eternos, sino que tuvieron un origen. Además, podemos deducir que no fue un origen natural porque no existe ningún proceso natural que cree tiempo o espacio.

Leyes y constantes

La tercera característica fundamental del universo son las leyes y las constantes naturales que lo gobiernan. Leyes como la gravitación universal o la termodinámica.

La ciencia ha observado que muchas de estas leyes y constantes están ajustadas de forma que pueden sostener formas de vida complejas, como los seres humanos.

Por ejemplo: la Tierra está situada en la zona habitable circunestelar del Sol, es decir, que la distancia entre la Tierra y el Sol es exactamente la necesaria para que en nuestro planeta pueda existir agua líquida y, por tanto, seres vivos.

Un segundo ejemplo sería las características y composición de nuestra atmósfera: Ningún otro planeta conocido posee una atmósfera propensa a la vida.

Otro ejemplo más, sería el campo magnético terrestre, que tiene la fuerza exacta para protegernos de los vientos solares y, por tanto, protege nuestra atmósfera, la cual es necesaria para la vida.

Examinando atentamente las leyes y constantes naturales del universo, podemos comprobar que éstas parecen haber sido diseñadas para albergar la vida en la Tierra.

En los próximos artículos examinaremos más en detalle estas características, y descubriremos que señalan a un Creador.

Ramón Gómez