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Apuntes para la vida: La madurez espiritual

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Somos maduras en la medida en que nos asemejamos a Él

Para poder sacar el máximo provecho espiritual de estos bosquejos, resulta indispensable que se lean todas las citas indicadas en los mismos.

Primer bosquejo:

LA MADUREZ BUSCADA

Lectura: Hebreos 5:11-6:1; Efesios 4:11-16.

Introducción: ¿Cuál es una de las necesidades mayores de nuestros tiempos? Sin duda es la madurez espiritual. Cada vez tenemos que enfrentarnos a problemas más complejos. Parecemos personas muy inmaduras procurando afrontar problemas maduros. Demasiadas veces nuestros problemas sobrepasan nuestra capacidad para manejarlos. No nos extraña pues que:

1. EL DESIGNIO DIVINO ES LA MADUREZ: espiritual, mental y emocional.  Resulta claro que la intención divina es que todas alcancemos la madurez, Col.1:28 «perfecto» = plena madurez (He.6:1).

    a. ¿Pueden los creyentes alcanzar madurez perfecta en esta vida? Su imposibilidad se aprecia en 1Jn. 3:1-3. Pero esto no es una excusa para no intentarlo, sino un impulso divino para hacerlo.

    b. ¿Qué grado de madurez podemos aspirar a alcanzar? Para responder debemos considerar:

2. LA DEFINICIÓN EFECTIVA DE LA MADUREZ

    a. Eliminar ideas erradas:

        (i)  No es un proceso automático que acompaña al crecimiento físico y paso del tiempo. Debemos, con la ayuda divina, esforzarnos en alcanzarla.

       (ii) No es instantánea y final,porque si fuera así: ¿Cuál sería el sentido de la exhortación de He.6:1?

      (iii) No se trata de la mera posesión de dones espirituales, pues deben ser descubiertos y desarrollados.

    b. Entender lo que sí es la madurez. La palabra griega es «teleios». Tiene dos significados:

        (i) El pleno desarrollo de nuestro potencial.

       (ii) El logro de una meta, es decir, la realización del propósito de nuestra existencia. ¿Cuál es ese propósito? Para el creyente, según las Escrituras, es la semejanza a Cristo. Somos maduras en la medida en que nos asemejamos a Él (Ef.4:13).

3. EL DIAGNÓSTICO ESCRITURAL DE LA INMADUREZ. Sus síntomas incluyen: Inercia y apatía espiritual; incapacidad para enseñar a otros; infantilidad; inexperiencia (He.5:11-13) e inestabilidad (Ef.4:14).

4. LAS DEMANDAS Y DISCIPLINA NECESARIAS para alcanzar la madurez espiritual.

    a. Alimento necesario y nutritivo (Job 23.12). La Palabra de Dios.

    b. Aire fresco. La oración «El hálito vital del creyente» (1Ts-5:17).

    c. Descansar y confiar en Dios (Sal.37:4,5).

    d. Ejercicio en la piedad y el discernimiento (2Ti.4:7,8; He.5:14).

    e. Ocuparnos en enseñar a otros (He.5:12) lo que vamos aprendiendo.

    f. Recordar que la responsabilidad para el crecimiento hacia la madurez es nuestra (He.6:1,11,12).

5. LA DINÁMICA para ayudarnos a alcanzar la madurez.

    a. Disponemos del ejemplo sublime del Señor (1P.2:21-23).

    b. Contamos con el poder del Espíritu Santo (2Co.3:18) operando en y a través de nosotros.

Segundo bosquejo:

SOSTENIDOS POR SU PODER

Lectura: Sofonías 3:17

Introducción: Llama la atención ver cómo los libros proféticos del Antiguo Testamento no terminan con una nota triste, pesimista. La razón: los profetas conocían a Dios y, por ende, no podían creer que faltaría Su misericordia. Siempre anticipaban un remanente piadoso en la nación. Además, estaban seguros de que la gracia divina preservaría la simiente santa, y por eso cerraban sus libros con cuadros de belleza y gozo. Por ejemplo, Sofonías termina con un llamado a cantar (3:14), y luego da la razón en este versículo 17.

1. PRIVILEGIO DE UNA RELACIÓN ESPECIAL. En hebreo «El Señor, tu Dios, está en medio de ti».

    a. No una relación impersonal. No se trata meramente del «Dios de Abraham» o el «Dios de Israel»

   b. Sí, una relación íntima. Es mi Dios, porque en nuestra experiencia llegó un día en que tomamos una resolución, como Rut (1:14). Por eso podemos hablar con la seguridad de David: «mi Dios» y «mi Pastor» (Sal.31:14; 23:1). O podemos afirmar, como Pablo: «me amó y se entregó a Sí mismo por mí» (Gá.2:20).

2. PRESENCIA DEL SEÑOR: «en medio de ti».Ocupando el lugar que le corresponde en el centro de la vida.

  a. Proporciona seguridad. En este capítulo se ve al Señor «en medio» por varios motivos: Como justo, para juzgar y castigar (5), purgar los pecados (11,12) y ejercer autoridad como Rey (15). Pero qué distinta es Su presencia en medio, en los vv. 16,17, pues es por placer. Por tanto, Su pueblo no debe temer (16a) ni debilitarse (16b).

b. Proporciona paz. Esa presencia incomparable proporciona seguridad (Sal.46:4) y, además, paz, como cuando el Señor resucitado se presentó a Sus discípulos en 3 oportunidades (Lc.24:36; Jn.20: 19,26). Pero ahora ha llegado más lejos, porque no solo está en medio de Su pueblo, sino que mora dentro de cada uno de Sus hijos (Col.1:27).  

3.  PODER DEL SEÑOR. «Poderoso, Él salvará». Hablando de Su capacidad y Su determinación.

     a. La fuerza de Su poder. Él es «poderoso» para:

          (i) Animar.Si bien todas Sus promesas nos animan, dos en particular mencionan que es «poderoso» para cumplirlas (2Co.9:8; Ef. 3:29).

         (ii) Sostener.Como asegura Pedro (1P. 1:5). Esa palabra, «guardados», significa «rodeado de una guardia para protección». Tomando esto en cuenta, cuánto nos alegran las promesas de Is.41:13 y 42:6.

        (iii) Socorrer. Según He.2:18, el Señor es «poderoso para socorrer a los que son tentados».

    b. La forma de Su poder. «Él salvará». Esto implica salvación de:

          (i) Culpabilidad y poder del pecado. En virtud de Su muerte en la cruz (Ro.5:9,10).

         (ii) Tentación y la corrupción del mundo.Según la promesa de 1Jn.4:4. Por eso, ¡qué satisfacción nos brindan las palabras de Judas 24!

        (iii) Temor de la muerte y el dominio del sepulcro,como apreciamos en He.2:14,15.

Así mismo, aquí Sofonías, en vez de lamentarse por la infidelidad del pueblo de Dios, por el contrario puede deleitarse en él:

4. PLACER DEL SEÑOR. «Se gozará sobre ti con alegría». Se goza porque ama, y el ejercicio del amor es siempre bendito y gozoso. Comprendemos más fácilmente nuestro gozo y placer en el Señor, pero

que Él lo encuentre en nosotras, ¡¡qué maravilla!! Nota:

    a. Carácter de ese gozo. Es como el gozo de:

        (i) Un padre amante, por el regreso de su hijo pródigo (Lc.15:20).

       (ii) Un pastor, por hallar una oveja descarriada (Lc.15:4,5).

      (iii) Un esposo amante en el objeto de su afecto (Is.62:5).

    b. Ternura de ese gozo. Era un gozo que brotaba de Su amor hacia Su pueblo.

    c. Compartir ese gozo. Parte de nuestra recompensa futura será oír de Sus labios: «Entra en el gozo de tu Señor» (Mt.25:21).

5. PERFECCIÓN DE SU AMOR. «Callará de amor».

    a. Ausencia de palabras. A veces el amor puede expresarse en una explosión de adoración, como al final de este versículo. Pero hay un sentimiento de amor tan profundo que no puede expresarse en palabras, un amor que brota de lo más íntimo de nuestro corazón, y que solo se expresa en simple y silencioso embeleso hacia la persona amada. ¡Cuán maravilloso pensar que Dios nos ama así, y que podemos responder de igual manera! (Jer.31:3).

    b. Absorción en el objeto de amor. Se siente cautivado y admirado por él. Los que se aman de verdad, no siempre necesitan expresarlo en palabras. Lo único que necesitan es estar juntos, en intimidad de comunión.

Pero sin que sea una contradicción, es un amor que también se deleita en expresarse. Así vemos la:

6. PROCLAMACIÓN DEL SEÑOR. «Se regocijará sobre ti con cánticos”. ¡Qué maravilloso espectáculo! Nos recuerda Is.53:11. Ese «fruto» somos todas nosotras, que hemos sido redimidas. Nos recuerda también, Zac. 2:10. Así mismo se ve al Señor cantando en el Sal.22:22, citado en He.2:12. Más exquisito que el canto de un ruiseñor, y que la alabanza de los redimidos en el Cielo, será el canto Suyo en aquel día. 

Gloria Q. de Morris