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Alimentación y salud: El pan

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Un consumo moderado de pan integral es saludable

Desde tiempos remotos, el pan ha sido un alimento básico para una gran parte de la población humana.

Descubrimientos arqueológicos han mostrado que los egipcios ya producían y consumían pan muchos siglos antes de Cristo. 

En muchos hogares de España y Sudamérica, el pan forma parte de la alimentación diaria y está presente en las principales comidas, es decir, desayuno, almuerzo y cena. Tanto es así, que cuando nos sentamos a comer y no encontramos sobre la mesa la panera, tenemos la sensación de que algo falta, y preguntamos: ¿Dónde está el pan? Pero, ¿sabemos cómo es el pan que comemos?

El pan nuestro de cada día

Casi el 90% del pan que consumimos hoy en día es el llamado “pan industrial”, el cual deberíamos evitar por las siguientes razones:

  1. Método de elaboración. El pan ha evolucionado mucho desde su origen hasta nuestros días, y estos cambios han repercutido negativamente en nuestra salud. ¿Por qué? La elaboración del pan ha cambiado: Antes era de la forma tradicional, en la que se respetaba la integridad del grano, es decir, el salvado y el germen, los cuales constituyen mayoritariamente la fibra del cereal que, pese a no ser digeribles por nuestro organismo, desempeñan funciones importantes como favorecer el tránsito intestinal -evitando el estreñimiento-, ayudar a eliminar el colesterol, etc. Ahora es una producción industrial donde las harinas que se utilizan son refinadas, eliminando la fibra del cereal, lo que hace al alimento pobre en nutrientes, puesto que los ingredientes que se utilizan para elaborar el pan son harina de trigo refinada, agua, sal, y en algunos casos también azúcar. Así pues, dejamos al pan sin la fibra, sin los minerales, sin las vitaminas, pero con un alto porcentaje de gluten, afectando a las personas celíacas, que no pueden tomar este tipo de pan.
  2. Tiene un alto índice glucémico: El pan elaborado solamente con harina de trigo refinado está compuesto principalmente por almidón, que nuestro cuerpo transforma en azúcar rápidamente, elevando el nivel de glucosa.
  3. Problemas cardiovasculares. Algunos estudios han mostrado que el pan elaborado con harinas refinadas es un factor de riesgo cardiovascular en aquellas personas que lo consumen en exceso. 
  4. Produce sobrepeso. El Doctor Miguel Ángel Martínez González, catedrático de medicina preventiva y salud pública de la Universidad de Navarra, nos dice: “el pan blanco puede llegar a ser una bomba para la salud de aquellas personas que tienen sobrepeso y obesidad”.

El pan que deberíamos consumir

Una vez visto el riesgo de consumir regularmente pan industrial refinado, nos preguntamos: ¿Debo de abandonar el consumo de pan?

El pan es un alimento saludable siempre que se consuma de forma adecuada y con moderación.

  1. Consumir pan de harina integral, ya sea de harina de trigo, de espelta, de centeno o de cualquier otro tipo de cereal. Esto nos aportará los nutrientes que nuestro organismo necesita.
  2. La harina integral conserva el salvado y el germen del trigo, favoreciendo nuestra salud intestinal y previniendo la diabetes y el sobrepeso.
  3. El pan integral se digiere de una forma más lenta que el blanco; el cuerpo lo utiliza durante más tiempo y no se producen los llamados “picos de glucosa”. Es una importante fuente de hidratos de carbono, fibra, y minerales como fósforo, magnesio, potasio, hierro, calcio, zinc y selenio.

Por lo tanto, podemos concluir que un consumo moderado de pan integral no es perjudicial para nuestra salud, sino que aporta nutrientes esenciales a nuestro organismo.

Eduarda Lerma