¿Te sientes atraída hacia alguien que no es tu esposo?
Hoy en día más que nunca, las empresas invitan al personal de los distintos departamentos a cenas, seminarios y viajes de varios días sin tomar en cuenta si esos empleados o ejecutivos están casados. Llega entonces el momento en que les parece a esos hombres y mujeres lo más natural tener relaciones sociales sin sus respectivos cónyuges, y regresar a su hogar a altas horas de la noche o luego de varios días de ausencia. Como consecuencia de esos contactos sociales algo más prolongados, se produce la atracción hacia otra mujer, u hombre, amenazando así la relación matrimonial.
Pero no hace falta necesariamente ese escenario. Muchas personas, en algún momento u otro, se han sentido atraídos hacia alguien que no es su cónyuge. Esto en sí no es pecaminoso, porque somos seres sociales emotivos con la capacidad de sentir cierta afinidad y hasta simpatía especial hacia aquellos con quienes trabajamos o que vemos con cierta frecuencia. La clave es cómo respondemos a esto.
Razones de esa atracción
Hay momentos en los que las presiones internas en el matrimonio parecen acrecentarse; el amor y afecto mutuo comienza a menguar y, en su lugar, va avanzando la rutina, frialdad e indiferencia. Entonces sentimos la necesidad de amor, aceptación y calor, algún estímulo intelectual, o aun unos momentos de esparcimiento; o quizás el deseo de algo nuevo, sensaciones más estimulantes. En ese momento se está en peligro de caer en los brazos de otro.
Hay que reconocer, además, que es posible ser atraída hacia alguien que piensas que te satisfaría más que tu esposo. Quizás, con cierta ansiedad, deseas algo que nunca podrá ser una realidad en tu matrimonio…
El peligro que representa
Existen revistas populares, y aun supuestos consejeros matrimoniales, que sugieren que una aventura o relación extramatrimonial no sólo es natural, sino que hasta puede revitalizar el propio matrimonio. ¡Cuidado, es una mentira promovida por el mismo Satanás! La infidelidad tiene un enorme poder para dañar y destruir. Tampoco te hagas ilusiones de que tu cónyuge no se va a enterar, porque en la mayoría de los casos se descubre, y en los momentos más inoportunos.
La sociedad actual parece fomentar la exposición a situaciones de riesgo, que invitan al fracaso y el pecado. Pero Proverbios 6 y 7 indica que podemos preservarnos del pecado sexual manteniéndonos alejados de situaciones tentadoras. El joven simple del que se nos habla allí no se dio cuenta de que estaba jugando con fuego. Por eso las Escrituras nos aconsejan huir de esas situaciones y sus pasiones.
Elena y Ricardo escogieron reducir las posibilidades y riesgos de tentación evaluando cada oportunidad social y de trabajo, para asegurarse de que apoyara su matrimonio. Por ejemplo, el trabajo de Ricardo requería que viajara con cierta frecuencia con otras mujeres, que trabajaban en el mismo proyecto, comieran juntos, y luego se hospedaran en el mismo hotel en una ciudad donde nadie los conocía; un riesgo demasiado grande. Por eso solicitó que no se le obligara a viajar solo con mujeres. El jefe entendió el problema y cambió las disposiciones por un tiempo, pero pronto le dijo que era imposible; así que Ricardo cambió de trabajo.
Somos responsables de saber cuándo estamos cruzando esa línea y deslizándonos a la zona de peligro. Además, pronto descubriremos que la mayor parte de la batalla por nuestro matrimonio se gana o se pierde en el terreno de la mente.
La amenaza de la atracción
Se ha comprobadoque cuando los esposos están más unidos entre sí, son más conscientes de que las alternativas atractivas son una amenaza a su relación. Las Escrituras abordan con fuerza este asunto de alternativas en el matrimonio al señalar: “No cometerás adulterio” y “No codiciarás la mujer de tu prójimo” (Ex.20:14,17). El adulterio ocurre cuando una persona deja de proteger su matrimonio frente a una alternativa atractiva. La infidelidad rompe el vínculo sagrado de fidelidad.
Cuando piensas en serio sobre una alternativa atractiva y no reconoces que es una amenaza para tu matrimonio, negros nubarrones se asomarán en tu horizonte. Tú eres responsable de tomar las decisiones acertadas, y Dios siempre está dispuesto a ayudarte con Su poder.
Muchas mujeres tienen una lista mental (basada en su trasfondo, sus expectativas, cultura y necesidades) de lo que valoran en un esposo. Deciden casarse cuando sienten que su futuro cónyuge cumple buena parte de esa lista. Pero por alguna razón, con el paso del tiempo, lo negativo comienza a resaltar más que lo positivo, y se vuelve una costumbre notar cuáles puntos en esa lista mental no son cumplidos por el esposo. Entonces, al presentarse alguna alternativa atractiva, es natural que se considere cuáles de esos requisitos sí se cumplen en la otra persona, sin darse cuenta de que, al igual que el esposo, tampoco él satisfará todas las exigencias.
Nadie es perfecto; no importa cómo lo veas ahora, ese hombre tarde o temprano comenzará a perder su atractivo especial.
Cuando la atracción es grande
Ese es el momento en que no se debe enfocar la atención en lo que aparentemente es más satisfactorio de la otra persona. Eso sólo puede causar resentimiento e ira. En lugar de ello hay que detenerse a pensar en lo que no es correcto en esa alternativa. Piensa en el dolor que te causaría a ti, a tu cónyuge y a tus hijos, si cedieras a la tentación.
Concéntrate en lo positivo que hay en tu esposo y en tu matrimonio. Saca las fotografías viejas y recuerda qué es lo que te atrajo de él, y los momentos hermosos que pasaste con él.
Gana la batalla de la mente. Proverbios 6:20-25 nos muestra que la mejor manera de mantener nuestras acciones en línea es manteniendo los pensamientos a raya. No nos permitamos el dudoso lujo de jugar con la idea de esa “libertad”, o de imaginarnos disfrutando de esa relación ilícita. Santiago 1:13 y 14 nos muestra que el pecado comienza cuando somos tentados y nuestro deseo concibe y da a luz el pecado. Por eso debemos expulsar de nuestra mente cualquier pensamiento que pudiera llevarnos a cruzar la línea prohibida.
Mejora lo que posees
Debes procurar desarrollar intereses mutuos. Existe una tendencia de separación progresiva, de estar tan enfrascado en nuestras propias actividades e intereses que cada vez se va teniendo menos en común con el cónyuge. En ese caso, debemos tratar de involucrarnos en algún ministerio o actividad juntos, y buscar la amistad de parejas con quienes ambos nos sintamos bien.
Mantener un matrimonio lleva su tiempo. Hay que estar atentas, hacer los planes necesarios y, luego, llevarlos a cabo; pero los beneficios compensarán el esfuerzo. Cuando hay algo atrayente en el hogar, comenzando por unos esposos que cuidan su físico y sus modales y lo llenan de amor y alegría, los cónyuges no buscarán llenar sus necesidades de amistad e intimidad en otra parte.
Es cierto que las mujeres tenemos áreas de necesidad en que nuestros maridos debieran ser más atentos, disminuyendo así el poderque las tentaciones de afuera podrían ejercer sobre nosotras. Una mujer que se siente valorada y respetada por su marido, que sabe que sus opiniones, dones y preocupaciones son importantes para él, y que recibe manifestaciones de su amor, no tendrá necesidad de buscar en otra parte apoyo e intimidad. Por eso hace falta tener una buena comunicación, para comentar y solucionar esas áreas donde hay deficiencias.
Comparte este artículo con tu cónyuge y ¡refuerza las defensas de tu matrimonio! Manteniéndoos mentalmente fieles, rehusando tomar riesgos innecesarios y, por supuesto, contando con la ayuda divina a través de los principios bíblicos.