LA REVISTA CRISTIANA PARA LA MUJER DE HOY
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La problemática del matrimonio: Construyendo relaciones positivas

Si realmente quieres tener una buena relación con tu suegra / nuera, Dios no te va a fallar y te ayudará

Muchas parejas son poco realistas, o no se dan cuenta de que al casarse entran a formar parte de la familia de sus respectivos cónyuges. Para que haya una buena relación desde el principio, ambos deben interesarse en conocer especialmente a los suegros, y ellos a su vez a su nuera o a su yerno:  sus debilidades y su perspectiva o manera de ver las cosas, para que así no haya enfrentamientos; y sus cualidades, para poder disfrutarlas. Deben procurar buscar todo lo positivo y evitar inteligentemente lo negativo para no entrar en conflicto, en particular verbal, ya que las palabras que lastiman son difíciles de olvidar. Deben tener en cuenta que los lazos familiares son normales, necesarios e importantes, y que un rechazo o una mala relación repercutirá en la armonía del matrimonio, creando inseguridad en su relación como pareja.

En Filipenses 1:9 leemos una petición que destaca lo que acabamos de ver: “Que vuestro amor abunde aún más y más en ciencia y en todo conocimiento, para que aprobéis lo mejor”. Este es el amor de Dios que está en nosotras, nos enriquece y nos proporciona sabiduría y sensibilidad para comprender a los demás, aplicando el principio cristiano de dar más de lo que los otros esperan.              

Necesitamos leer el libro de Rut para encontrar una relación entre suegra y nuera que satisfaga a ambas. Es una historia que ha quedado registrada en la Biblia para enseñarnos que una buena relación entre dos mujeres puede ser una realidad, aunque una de ellas esté casada con el hijo de la otra.

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Muchas son las bromas que se han hecho a expensas de las suegras y su relación con la nuera o el yerno. Si nos dejamos guiar por esas etiquetas, actuaremos de acuerdo a ellas y muchas veces cometeremos errores, estaremos a la defensiva en vez de encaminar esa relación hacia la conquista de una buena amistad.

Mejorando la relación

Algunas nueras se encuentran cómodas con sus suegras desde el primer momento, incluso le piden consejo reconociendo que ella ha vivido más tiempo con el que ahora es su esposo, y por tanto lo conoce mejor. Al comienzo de esa amistad, por supuesto que el lazo que las une y el centro de la conversación es el hombre que ambas aman, pero gradualmente la amistad las va llevando a verse como dos mujeres compartiendo sobre sus propias vidas o temas generales.

Pero no siempre es así. En algunos casos la relación es difícil, ya sea por falta de confianza, porque son competitivas, o porque, simplemente, les cuesta relacionarse con otras personas; entonces chocan aun en cosas pequeñas.

Elena nos cuenta: “Después de nuestra luna de miel, mi suegra vino a visitarnos. Entró en la cocina y me preguntó `¿Qué estás cocinando?´-`Una tarta de manzana. El sábado hice una y en dos días Pablo la terminó. Estoy haciendo otra porque me ha dicho que es su preferida´.  Mi suegra sonrió y me dijo: `Dirás tarta de melocotón´-`No, tarta de manzana´-`Mira´, contestó molesta, `le he hecho tarta de melocotón toda su vida y sé que es su favorita´.

Cerré mi boca y cuando vino Pablo, enojada, le comenté lo que había pasado, y como buen pacificador me contestó: `Bueno, la tarta de manzana que tú haces es mi favorita, y de todas las que mi madre hace la de melocotón es mi preferida´». Elena siguió diciendo: “De Pablo aprendí que llegar al corazón de los suegros no es tan difícil. Recuerdo que cuando mis padres se enteraron de que me casaría con Pablo, no estaban muy de acuerdo y se mostraron fríos. Más tarde le pregunté a Pablo: `¿Cómo pudiste ser tan amable con alguien que casi te ignoró?´. Me contestó con una sonrisa: `Los amo porque ellos son tus padres. Algún día los amaré por lo que ellos mismos son, mientras tanto me llevaré bien con ellos´”.

Viéndolo desde una correcta perspectiva

Nuestra actitud hacia cualquier situación da color a la manera en que la vemos. Miremos las situaciones desde la perspectiva de los suegros. Por ejemplo, debes reconocer que los padres no pueden dejar automáticamente el interés o la preocupación por su hijo. No quieren perder un hijo, sino ganar una hija.

Si lo miras desde la perspectiva de Dios, recordarás el mandamiento: “Honra a tu padre y a tu madre” (Ef.6:2). Ahora tienes dos pares de padres a quienes debes respetar, amar, y, si es necesario, cuidar. Por otro lado, tu madre, tu suegra y tú estáis buscando comprensión. Mi sugerencia es que cada una siga el consejo tan precioso y eficaz de Col.3:12-15, vistiéndose de ternura profunda, humildad, tolerancia, llevándose mutuamente al perdón cuando una tenga queja de la otra, ciñéndose con el amor mutuo. El resultado será una comprensión entre ambas. No esperes que ellas lo pongan en práctica. Tú, como la más joven, debes tomar la iniciativa, y perseverar. Entonces verás como las cosas cambian.

Los padres, por su parte, deben aceptar al hijo y la nuera como una unidad delante de Dios, a la que hay que respetar, amar y favorecer por igual. No deben hacer acepción de personas, pues ambos son sus hijos.

Introduce a Dios en el cuadro

Posiblemente haya áreas donde las dos, suegra y nuera, sean conscientes de que son distintas: edad, cultura, maneras de ver la vida, metas, intereses, formas de comunicación, y eso es lo que hay que conciliar, guardando su individualidad. Invita a Dios por medio de la oración a entrar en esa relación. Pídele ayuda para que puedas verla con Sus ojos y comprenderla, y saber cómo actuar. Posiblemente la otra parte también desea ese acercamiento. Si realmente quieres tener una buena relación con tu suegra / nuera para mantener la unidad y felicidad en la familia, Dios no te va a fallar y te ayudará.

Piensa con anticipación

Los padres de ambos lados necesitan mantenerse unidos a la familia. Al mismo tiempo, los hijos y nietos desean programar su vida con libertad. Para ello es necesario programar cuando estarán todos juntos, ya sea para almorzar, para vacaciones o días festivos. Lo importante es hacérselo saber con antelación, para no lastimar sentimientos o dar sorpresas de última hora.

Busca cualidades en vez de defectos

Recuerdo el comentario de una suegra: “Mi nuera es muy buena con mi hijo y es una madre excelente, pero hay algo que no aguanto, y es ver que deja siempre la esponja mojada en un rincón de la pileta”. Si tú te quejas de cosas que realmente no tienen importancia, debes preguntarte cuál es tu problema real. ¿Estás celosa? ¿Tienes resentimientos, o inseguridades? ¿O es que no puedes vivir sin quejarte? Trata de ver lo positivo y las cualidades, y ese pequeño punto negro pasará desapercibido.

Encuentra cualidades para destacar

Una de mis amigas decidió “parar” las críticas de su suegra. Cada vez que ella venía a visitarla, trataba de encontrar por lo menos dos cosas que ella sinceramente podía elogiar. Una tarde recibió a su suegra con un abrazo diciéndole: “Muchas gracias por el hijo tan maravilloso que has criado”. La suegra quedó tan halagada que sus críticas desaparecieron y su trato hacia ella cambió. Recuerda: la crítica destruye, mientras que la palabra que infunde ánimo construye.

En el día del cumpleaños de su esposo envió a su suegra un ramo de 30 rosas con una nota: “Estoy muy contenta que hace 30 años tuviste un varoncito”. Después de eso su suegra la presentaba como “mi nuera, la que me envió las rosas”.

No abandones

Cuando te sientas tentada a abandonar la tarea porque no ves los resultados rápidos que esperabas, piensa que, aunque el cambio en ellos vaya lento, tú con la ayuda de Dios puedes acelerar el tuyo, y eso hará toda la diferencia en esas relaciones.

Gloria Q. de Morris

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