“La vida con Jesús siempre vale la pena”
“El justo florecerá como la palmera;
Crecerá como cedro en el Líbano.
Plantados en la casa de Jehová,
En los atrios de nuestro Dios florecerán.
Aun en la vejez fructificarán;
Estarán vigorosos y verdes,
Para anunciar que Jehová mi
fortaleza es recto,
Y que en él no hay injusticia.”
Salmos 92:12-15
Con estas poéticas palabras inspiradas, a través del salmista, Dios nos da las pautas para mantener nuestra vida espiritual vigorosa y en continuo crecimiento, a pesar de la merma de nuestras fuerzas físicas.
Dice el verso doce: “El justo…”. La palabra justo en las Escrituras, es mucho más que ser una persona buena y ecuánime que actúa rectamente según su propia mente humana. La Palabra de Dios describe como “justo” a la persona que ha sido justificada mediante la obra redentora llevada a cabo por el Hijo de Dios en la cruz del Calvario, y por medio del conocimiento del evangelio, reconoce y siente el peso de su pecado frente a la santidad de Dios, y arrepentida confiesa sus pecados a Dios en el nombre de Cristo, y acepta su perdón por Su gracia y Su misericordia inmerecida. Entonces es cuando esa persona es revestida de la justicia santa de Cristo, porque, según La Palabra, humanamente “…No hay justo ni aun uno” (Ro.3:10).
“Florecerá…”. En el sentido de dar fruto para la gloria de Dios por su palabra, la cual produce sabiduría, fortaleza y robustez espiritual.
“Como la palmera”. Esta simboliza victoria y regocijo; En el día de la entrada de Jesús en Jerusalén, la gente le aclamaba como rey, agitando ramas de palmera (Jn.12:13). También simboliza abundancia y longevidad, debido a que su vida puede alargarse hasta los doscientos años. La palmera conocida en Israel es la datilera; suele alcanzar unos treinta metros de altura, crece recta y esbelta buscando la luz del sol necesaria para producir fruto, el cual es agradable y duradero debido al azúcar que posee, lo que favorece su conservación por bastante tiempo. Algo muy necesario en las sociedades antiguas cuando no había los medios de conservación que tenemos hoy. La palmera es el árbol más predominante en los oasis de las tierras desértica del Oriente próximo, la cual provee sombra, descanso y bienestar al viajero fatigado.
“Crecerá como el cedro en el Líbano…”. El cedro es un árbol majestuoso y alto que abundaba sobre todo en el Líbano, donde todavía existen. Representa fuerza y resistencia; es un árbol muy apreciado por su madera, empleada en la construcción de mástiles para barcos, en artesonados de palacios y en los templos.En el A. T. aparece muchas veces en relación con la construcción del Templo, así como del palacio y las casas de Salomón, rey de Israel.
“Plantados en la casa de Jehová, en los atrios de nuestro Dios florecerán…”, lo cual simboliza las condiciones óptimas para el desarrollo espiritual del creyente que mantiene una estrecha comunión con su Señor, mediante la lectura de su Palabra y la oración. Como asegura el salmo primero: “Bienaventurado…que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará” (Sal.1:2-3).
Naturalmente estos árboles son figura de cada creyente redimido por el sacrificio de Cristo, quien es plantado figurativamente por el Señor en los atrios de su casa, y que han sido sacados del reino de las tinieblas y trasladados al reino de Cristo, nuestro Salvador.
“Aun en la vejez fructificarán; Estarán vigorosos y verdes”. ¡Qué hermosa verdad! Que aunque físicamente nuestro cuerpo va debilitándose con el paso del tiempo, nuestro yo interior va adquiriendo más y más vigor y fortaleza, en la medida que nuestras raíces espirituales van ahondando en la buena tierra de la Palabra de Dios, apropiándose de sus “nutrientes”, necesarios para un desarrollo normal y natural; bebiendo de las corrientes subterráneas del agua de vida, lo cual provee la capacidad de dar fruto espiritual constante, por medio de la obra del Espíritu Santo que nos ha sido dado y que vive en nosotros, lo cual trae honra y gloria al nombre de nuestro Padre celestial.
“Para anunciar que Jehová mi fortaleza es recto, y que en él no hay injusticia”. Elsalmista concluye este precioso salmo de alabanza convencido de la necesidad de anunciar y proclamar las bondades del carácter de Dios, de las cuales él ha aprendido, y las ha vivido personalmente en íntima comunión y mediante la meditación de su Palabra; por ello declara que su rectitud y justicia no cambian, que son verdaderas y eternas, en las cuales confía plenamente y en ellas halla fortaleza y seguridad para mantenerse fiel todos los días de su vida.
Es por ello que este salmo trae una verdadera convicción y ánimo a nuestras vidas; para ser útiles en las manos de nuestro gran Dios y Padre, y así servirle con fidelidad en todo lo que Él traiga a nuestras manos, según nuestras posibilidades. Es en Cristo que nos ha provisto de todo lo necesario para vivir en la confianza de su cuidado y protección, en cualquier situación por la que Él permita que pasemos mientras estemos en este mundo. Él lo ha prometido y la historia bíblica lo corrobora en todas sus páginas; desde el principio de la creación hasta la última página del Apocalipsis, podemos apreciar con gozo que el Señor es recto, y que en Él no hay injusticia.
Según John Piper: Florecer como la palmera no es algo automático. Es necesario, desde el punto de vista adecuado: Tener nuestra justicia en Jesús. Necesitamos estar en el entorno adecuado. Someternos a una poda regular y afrontar las tormentas con flexibilidad y resiliencia (capacidad de adaptación a lo adverso). Sin embargo, las recompensas valen la pena. La vida con Jesús siempre vale la pena.