El paciente de asma debe tener una actitud activa con respecto a su enfermedad
El asma es una enfermedad frecuente en la población mundial y sin distinción de edad. Es considerada una patología obstructiva al igual que el EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica) y las bronquiectasias. Se caracteriza por una inflamación crónica de las vías respiratorias resultando en una limitación intermitente o persistente en el tiempo de la salida del flujo de aire pulmonar.
Esta enfermedad, generalmente asociada con hiperreactividad de la vía aérea, presenta una secuencia de síntomas respiratorios tales como sibilancias, falta de aire, opresión torácica y tos, generando broncoespasmos y la inflamación de la vía aérea. Los desencadenantes pueden ser diferentes estímulos como estrés, tabaquismo, alérgenos domésticos o laborales, aire frío y seco, ejercicio e infecciones virales. También algunos medicamentos pueden inducir o desencadenar asma; de ahí la importancia de, en todo paciente con patología asmática, evaluar medicación que pueda ser un potencial desencadenante, como, por ejemplo, la aspirina.
El paciente con asma puede ser recurrente en sus consultas a una guardia, por lo que la importancia de su detección, la instauración de un tratamiento a largo plazo y la consulta con el especialista son fundamentales para el progreso de su salud. El diagnóstico se puede realizar a través de diferentes pruebas; la más común es la prueba post broncodilatadora positiva, donde aumenta el volumen de aire espirado en el primer segundo (VEF1), mayor a 12% y 200 ml. Otra prueba que permite orientar el diagnóstico es la espirometría.
El paciente que ya tiene diagnosticado asma, deberá tener una actitud activa con respecto a su enfermedad y llevar registros de la frecuencia de los síntomas, de la respuesta a los tratamientos, del requerimiento de mayor medicación durante un periodo de tiempo y de las exacerbaciones, entre otras.
Podríamos, brevemente, hacer una clasificación del asma teniendo en cuenta la frecuencia de síntomas:
- Síntomas diurnos más de dos veces por semana
- Despertares nocturnos por asma
- Uso de broncodilatadores de corta duración (ejemplo: Salbutamol) más de dos veces por semana
- Limitación de actividad debido al asma
Si hay ausencia de estos síntomas, podemos decir que el asma está bien controlada; si se presentan 1-2 de ellos, parcialmente controlada; y en caso de que se presenten 3-4 de los anteriormente mencionados, mal controlada.
Haciendo una clasificación con respecto a la frecuencia de uso de broncodilatadores de corta duración (Salbutamol/Ipratropio), se considera como mal control si se requirió utilizarlos 2 o más días por semana. Esto no incluye a aquellos pacientes que utilizan un rescatador como budesonida/formoterol.
El paciente con asma debe estar atento al riesgo de complicaciones si presenta algunos de los siguientes factores:
-Mal control del asma
-Uso de más de 3 envases de aerosol de corta duración por año
-Técnica inadecuada del uso del broncodilatador
-Comorbilidades: obesidad, rinosinusitis crónica, reflujo gastroesofágico.
El paciente con asma debe buscar tener control de su enfermedad y tomar conducta de prevención, implementando medidas no farmacológicas para evitar exacerbaciones, mejorando el control y reduciendo los riesgos del asma.