LA REVISTA CRISTIANA PARA LA MUJER DE HOY
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Para ti, amiga: Imprevisto

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En cualquier momento, podemos ser arrancadas de este mundo…   

Las tormentas de verano tienen, sin lugar a dudas, sus propias características. Hace unos días atrás, San Luis, la ciudad en donde vivo, se vio impactada por un fenómeno climatológico poco frecuente. Una especie de tornado se presentó casi sin previo aviso y el protagonismo lo tuvo el fuerte viento que superó por momentos los 120 kilómetros por hora, provocando destrozos significativos como voladuras de techos de casas o fábricas, y árboles arrancados de raíz en diversas áreas de la ciudad.

Uno de ellos fue un ejemplar del retoño de pino que tenía aproximadamente 101 años, y estaba situado en una de las Plazas centrales de la ciudad; pero sucumbió ante las fuertes ráfagas. Ver esto en directo, ¡créeme que fue impactante! Esta situación fue tema de comentario de los ciudadanos por varios días.

Particularmente este hecho, me llevó a pensar que muchas veces creemos que nuestra vida está firmemente establecida; porque tenemos una familia “normal”, un trabajo “seguro”, dinero “suficiente”, salud “controlada”, una profesión “cotizada”, una iglesia “grande”, amistades “verdaderas”, etc. Sin embargo, querida amiga, de un momento a otro podemos ser “arrancadas de cuajo de este mundo”. Esta expresión «arrancar de cuajo» significa arrancar algo con toda su raíz o fundamento. ¿Has pensado en esto alguna vez?

Nuestra vida le pertenece a Dios y Él tiene potestad sobre ella, por lo cual en cualquier momento también nosotras podemos ser arrancadas de este mundo. ¿Y si fuera hoy? ¿Estamos preparadas? En el Evangelio de San Lucas 12:19 y 20, se narra acerca de un hombre rico que se decía a sí mismo: “…y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate.Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?”.

En Efesios 1:11b, el apóstol Pablo, hablando de Dios, nos recuerda que “… él hace todas las cosas según el designio de su voluntad”; ¡esta es la Soberanía de Dios! Cuando hablamos de que Dios es soberano, nos referimos a que Él es el Rey de Reyes y Señor de Señores sobre toda la creación. Significa que sólo a Él pertenecen los cielos de los cielos, la tierra y todo lo que en ella hay (Deuteronomio 10:14). Quiere decir que Dios gobierna, Él tiene el poder supremo sobre todo lo que Él creó, dentro de lo cual está nuestra vida.

Meditaba yo en algo que leí sobre este tema; allí la autora escribía: …la soberanía de Dios, nos lleva a la realidad de que el mundo no depende de nosotras, las circunstancias por las que atravesamos no están bajo nuestro control, los anhelos no concedidos no son producto de algo que nos “faltó”, nuestro futuro no depende de qué tanto hagamos o dejemos de hacer, sino que, en realidad, nosotras somos meramente barro en las manos del Alfarero (Isaías 64:8).*

Querida amiga, hoy quiero cerrar este artículo invitándote a que reflexiones acerca de tu vida, tus motivaciones, tus proyectos, tus decisiones… y que, si aún no has tomado la decisión de aceptar a Cristo como el único, suficiente y necesario Salvador, hoy puedas hacerlo. Cristo te ama, entregó su vida en la Cruz del Calvario para redimirte para la eternidad. Él es un Dios misericordioso, perdonador, pero también soberano. Ha puesto un límite a nuestra vida, el cual no traspasaremos. ¡Prepárate! Puede ser de improviso…

*(Martínez, Karla. La soberanía del Dios del Universo. 2024).

Miriam M. Córdoba de Urquiza