LA REVISTA CRISTIANA PARA LA MUJER DE HOY
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Para ti, amiga: Estemos a cuenta

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Es imperioso arreglar las cuentas con Dios en tanto que hay tiempo

En la Biblia, en Isaías 1:18 dice: “Venid luego, dice el Señor, y estemos a cuenta”. La traducción de “estemos a cuenta” viene de una terminología judicial. Literalmente se traduciría algo así como: “vamos a resolver este asunto ante un tribunal de justicia”. Esto nos indica que hay una deuda que no ha sido pagada aún. Dios les está hablando a los deudores y los exhorta a estar a cuenta. En un lenguaje más coloquial, tal vez podemos decir que “estar a cuenta” significa: estar en paz, hacer las paces, arreglar las cosas, resolver una situación difícil de manera satisfactoria, etc.  El Señor nos invita a “venir y arreglar el pleito”, por tanto, es Él quien toma la iniciativa.

Sí, querida amiga, el ser humano muchas veces ha ofendido a Dios; está en deuda con su Creador. Le ha dado la espalda, se ha revelado y apartado de Su camino.

Cada persona en el universo ha sido dotada por Dios de libre albedrío, es decir, la habilidad y el poder de decidir libre y voluntariamente. Pero, “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino…” (Isaías 53:6). “Habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido” (Romanos 1:21). Aun así, Dios manifiesta su misericordia, que es desde la eternidad y hasta la eternidad (Salmos 103:17).

El texto inicial también muestra la urgencia de parte de Dios por restablecer la comunión con el hombre. Venid ahora, vengan ya -dicen otras traducciones.

Amiga querida, ¿has considerado esta invitación de parte de Dios? ¿Están tus cuentas claras con Él? Tal vez nos hemos acostumbrado a vivir a nuestra manera, sin que nadie cuestione nuestras decisiones, sin dar explicaciones de nuestras actitudes y formas de actuar. Sin embargo, en nuestro interior sabemos que vamos a contramano para con Dios, y que todo lo que nos sucede tiene un porqué. Vivir alejadas de Su presencia, fuera del entorno divino, sin duda tiene consecuencias negativas.

El apóstol Pablo escribe en 2ªCorintios 5:20: “Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios”. ¡Qué maravilloso es el Señor, nuestro Dios! Siendo Él el ofendido, al mismo tiempo es Él quien propicia este encuentro con el hombre. “Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo” (Efesios 2:4,5).

Es imperioso arreglar las cuentas en tanto que hay tiempo, porque “… está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Hebreos 9:27). Este Dios amoroso que nos invita ahora a estar a cuenta con Él, un día será el juez. Entonces ya no habrá posibilidad alguna de cambiar nuestra condición.

Para finalizar, dejo a tu consideración las palabras de 2ªCorintios 6:2: “He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación”.

Miriam M. Córdoba de Urquiza