Nuestro planeta es un lugar inmejorable para descubrir la grandeza del universo
E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche; hizo también las estrellas (Génesis 1:16)
Uno de los grandes avances científicos del siglo XX en el terreno de la astronomía, fue el descubrimiento de la sorprendente singularidad del planeta Tierra. La Tierra es un planeta especial por dos motivos:
1º. La Tierra es ideal para vivir.
2º. La Tierra es ideal para observar el universo.
Las leyes naturales que gobiernan el universo y en particular aquellas relacionadas con nuestro planeta, muestran abundantes evidencias de haber sido diseñadas con un propósito muy concreto; que los hombres descubran la grandeza del cosmos.
Para comprender la singularidad de la Tierra debemos recordar algunos conceptos que frecuentemente pasamos por alto.
La Tierra es un hogar
La Tierra es el hogar de casi 10 millones de especies de seres vivos, pero la vida no puede existir en cualquier lugar del universo; para que un planeta pueda albergar vida se requieren unas condiciones muy especiales: que la temperatura no sea muy alta ni muy baja, que haya agua en estado líquido, que reciba suficiente luz, que haya estaciones, etc. La Tierra, sorprendentemente, posee todas estas condiciones, y muchas más. Esto hace que nuestro planeta sea un lugar ideal para albergar la vida. En medio de un universo inhóspito, la Tierra es un lugar idóneo para vivir.
La Tierra es también un observatorio astronómico
La Tierra es un planeta desde el cual los hombres podemos estudiar el universo; no conocemos ningún otro planeta desde el cual se pueda observar el cosmos mejor que desde el nuestro. Para que un planeta sirva de observatorio astronómico, debe reunir una serie de condiciones: tiene que girar en torno a una estrella especial, tiene que estar a una distancia específica de esa estrella, se requiere una luna especial, una atmósfera especial, etc. La Tierra posee todas estas condiciones, y muchas más. Nuestro planeta es en realidad un observatorio astronómico; un lugar inmejorable para descubrir la grandeza del universo.
¿Qué hace que nuestro planeta sea a la vez un hogar ideal y un observatorio inmejorable?
La razón de este doble privilegio hay que buscarla en las leyes y constantes universales. El Universo en el que vivimos está regido por una serie de leyes; las leyes naturales. Todos los fenómenos físicos que observamos en el universo obedecen estas leyes. Por ejemplo, observamos que un objeto no sostenido siempre cae al suelo por su propio peso, al hacerlo está obedeciendo a una ley denominada la ley de la gravedad. Las leyes naturales pueden expresarse en fórmulas matemáticas. Frecuentemente la expresión matemática de estas leyes contiene ciertos valores constantes. Las leyes de la naturaleza y sus constantes son la esencia del funcionamiento del universo.
La Luna
Un ejemplo de leyes y constantes cuyos valores permiten que la Tierra sea ideal para vivir y para conocer el universo, lo encontramos en nuestro satélite: la Luna.
La Luna contribuye de forma decisiva a hacer que la Tierra sea habitable, porque favorece la estabilidad climática. La Tierra es una esfera suspendida en el espacio que gira sobre su eje. Pero el eje de la Tierra no está en posición vertical sino inclinada. Esta inclinación es imprescindible para que el clima en la Tierra sea estable. Si no existiera la Luna el eje de rotación perdería esta inclinación. La Luna, con su fuerza gravitacional, estabiliza el eje de rotación de la Tierra y como consecuencia el clima en la Tierra es regular y las estaciones predecibles.
Al mismo tiempo la Luna posee el tamaño exacto necesario para que los observadores de la Tierra podamos conocer el universo. El universo está formado por estrellas. La estrella más cercana a la Tierra es el Sol. Al estudiar el Sol podemos conocer la composición y funcionamiento de las otras estrellas. La Luna nos permite observar el Sol y estudiarlo porque nos ofrece eclipses totales de Sol. Ningún otro planeta conocido tiene una Luna que produzca eclipses totales de su estrella. Nuestra Luna es un satélite muy peculiar. Es 400 veces más pequeña que el Sol, pero está situada 400 veces más cerca. Eso hace que cuando el Sol, la Luna y la Tierra se alinean, se produzca un eclipse total de Sol en el cual el disco solar queda tapado perfectamente por el disco lunar, permitiendo a los científicos observar la corona del sol. Así es como los astrónomos pueden estudiar el Sol y las estrellas.
Si es sorprendente que la Luna tenga la masa necesaria para regular el clima en la Tierra y si es sorprendente que la Luna tenga la masa exacta para permitirnos estudiar el sol, mucho más sorprendente es que la misma masa de la Luna hace que el planeta sea habitable y el universo observable.
La Tierra es un planeta singular. Es un lugar idóneo para la vida y al mismo tiempo ideal para observar el universo. Pero lo que es más sorprendente es que las mismas condiciones necesarias para la vida lo son para la observación y descubrimiento del universo.
Uno de los muchos ejemplos es la forma, tamaño y masa de la Luna; estos valores están calibrados de forma precisa para permitir simultáneamente la vida en la Tierra y la observación del universo. ¿Es todo ello una pura casualidad o estamos ante un sistema diseñado con un propósito?
Para muchos estas características tan especiales no son más que una mera coincidencia afortunada.
Sin embargo, la comunidad científica se pregunta si no estaremos ante un universo diseñado con un propósito. A medida que el conocimiento científico progresa, los hombres descubrimos más y más evidencias de que las leyes que lo rigen están calibradas con una exactitud exquisita para permitirnos vivir en la Tierra y desde ella descubrir la grandeza del universo.