Las células de todos los seres vivos «saben» cómo fabricar máquinas
Un avance científico del siglo XX digno de mención en el campo de la biología molecular, ha sido el descubrimiento de los procesos de fabricación de las máquinas moleculares.
Para comprender la magnitud de este hallazgo, debemos recordar qué es la vida y cómo se sostiene.
La vida está en la célula. Todos los seres vivos estamos formados por células. La vida es, pues, la actividad que tiene lugar dentro de nuestras células. Esta actividad se denomina metabolismo celular.
La vida dentro de la célula es el resultado de la actividad de millones de diminutas máquinas denominadas máquinas moleculares.
Al estudiar la célula vemos que su actividad se basa mayormente en la acción de millones de máquinas en miniatura, motores, muelles, relojes, etc. que trabajan continuamente y de forma coordinada para llevar a cabo todas las funciones de la célula y, por tanto, todas las acciones de la vida.
Las máquinas moleculares pueden llegar a estar formadas por miles de piezas.
De la misma forma que las máquinas diseñadas por ingenieros humanos están compuestas por multitud de piezas, así también las máquinas que trabajan en el interior de nuestras células están compuestas por miles de piezas. Las piezas que forman las máquinas moleculares se llaman proteínas.
Los científicos han descubierto algo sorprendente: Las células fabrican sus máquinas ensamblando ordenadamente, una tras otra, todas sus piezas.
Bruce Alberts, presidente de la Academia Nacional de Ciencias de los EEUU, Editor Jefe de la revista Science, escribe: “…la célula puede considerarse como una fábrica que contiene una sofisticada red de cadenas de montaje entrelazadas”.
Estudiando los procesos usados por las células para construir sus máquinas, los científicos han observado tres importantes aspectos de estos procesos de fabricación que son: el autoensamblaje, las herramientas y la expresión de proteínas.
Autoensamblaje: Las máquinas moleculares se auto ensamblan siguiendo unos pasos ordenados. El proceso de fabricación de una máquina dentro de la célula es equivalente a una cadena de montaje que ensambla automóviles siguiendo unos pasos preestablecidos por los ingenieros.
Uso de herramientas: Las células usan herramientas. Los humanos usamos herramientas como martillos o destornilladores para ayudarnos en la construcción de máquinas. Los científicos han descubierto que las células usan también herramientas para ayudarse en el proceso de fabricación de sus máquinas.
Fabricación individualizada de las distintas piezas: Las células, para poder construir sus máquinas, fabrican una a una todas las piezas necesarias. De la misma forma que los fabricantes de automóviles fabrican una a una todas las piezas que componen el automóvil para luego ensamblarlas, así también las células fabrican una a una los millares de piezas necesarias para construir sus máquinas, y posteriormente las ensamblan. La fabricación individualizada de las piezas se denomina expresión de proteínas.
En este punto debemos plantearnos la cuestión de los orígenes. La naturaleza se rige por el principio de la causalidad, es decir: Todo fenómeno es el resultado de una causa.
Las preguntas que deberíamos hacernos son: ¿Cómo aprendieron las células a fabricar máquinas? ¿Qué causa origina procesos de fabricación de máquinas: la inteligencia o la materia?
Las células de todos los seres vivos «saben» cómo fabricar máquinas. Este hecho es un testimonio de la grandeza y sabiduría del Creador.
Podríamos decir, parafraseando al apóstol Pablo, que las cosas invisibles de Él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación de los procesos de fabricación de máquinas moleculares, de modo que no tienen excusa…